Artistas chilenos se visten de luto por muerte de Raúl Ruiz: "Fue un genio mayúsculo"

SANTIAGO.-  Luis Alarcón tenía 27 años cuando protagonizó por primera vez una película de Raúl Ruiz, "El tango del viudo" (1967). En ese entonces no vislumbraba que se convertiría en uno de los mejores amigos del que sería el director chileno más exitoso a nivel mundial.

El actor se enteró de la muerte del cineasta a través de la televisión, con "profundo dolor". "Para mí es muy doloroso. Fue un muy buen amigo", dice a pocas horas del deceso del director en París.

El actual rostro de TVN ("Témpano") explica que "si bien es cierto que desde hace un tiempo estaba enfermo, no pensamos que sería tan rápido", es por esto que "ha sido un golpe muy terrible no sólo para mí, sino para toda la familia del cine". Alarcón participó en sus películas "¡Qué hacer!" (1970); "Nadie dijo nada" (1971); "Palomita Blanca" (1973); "La expropiación" (1974) y la premiada "Tres tristes tigres" (1968).

La despedida en Chile

La actriz Bélgica Castro también se encuentra afectada por el deceso del artista que la dirigió en la emblemática película setentera "Palomita Blanca". "Es muy impactante, pese a que él estaba muy enfermo. Él era un muy buen cineasta, una persona sumamente  novedosa. Era un gran artista", afirma la intérprete de "Días de campo".

Aunque la actriz, a diferencia de Alarcón, "nunca fue a su casa a tomar el té", admiró profundamente el trabajo de Ruiz, por lo que espera despedirse en la ceremonia fúnebre que se realizará en Chile la próxima semana.

El cineasta chileno Andrés Wood, autor de cintas como “Historias de fútbol” y la reciente y popular "Violeta se fue a los cielos", nunca tuvo todo el contacto que hubiera querido con Raúl Ruiz. "Cuando yo estudiaba cine apenas lo vi un par de veces y lo pude saludar. Lamentablemente mi relación con él fue eso, pero su inspiración y su genio me llamaron la atención incluso antes de ser cineasta", dice.

"No sé si se puede decir que es el más grande de todos los cineastas chilenos, porque creo que se complementa con otros, como Miguel Littin. Pero Ruiz está entre los más importantes, sin duda alguna", señala.

Wood lo describe, además, como una "mente alucinante, un referente absoluto en cuanto a la libertad del lenguaje cinematográfico. Tiene una película preciosa, hecha en Holanda, con cuatro personas, que se llama ‘En el techo de la ballena’. ‘Las tres coronas del marinero’ fue una película que me dejó completamente sorprendido", dice.

Es la misma cinta de Raúl Ruiz que destaca el director de cine Silvio Caiozzi, autor de "Julio comienza en julio", "La luna en el espejo" y "Coronación". Para él, "Las tres coronas del marinero" representa el estilo narrativo de Ruiz, capaz de romper con las estructuras tradicionales.

Cine experimental e intransable

"Ruiz no se centraba en el enfrentamiento entre antagonistas, un ‘bueno’ y un ‘malo’, ni mucho menos hacía un relato con una presentación, un desarrollo y un final. Sus obras eran elípticas. Uno podía ver partes por separado. Más que ver las películas, uno podía viajar por las películas", señala.

Para Caiozzi, lo más destacable en el Raúl Ruiz creador fue su política intransable. "Él dirigió películas en los tiempos en que se consolida el marketing y el productor comienza a ganar importancia y exige ciertas cosas a los directores con el objetivo de ganar público. Pero Raúl Ruiz jamaá cedió a ese tipo de presiones. Se mantuvo fiel a su filosofía de cine autoral, y más que autoral, experimental. Lo curioso es que desde esa posición igualmente logró presupuestos importantes para sus películas", explica.

Otra de las personalidades que trabajó junto a Ruiz en 2011 es la gestora Carmen Romero, de la Fundación Teatro a Mil, que durante el verano pasado montó su última obra teatral, "Amledi, el tonto", escrita y dirigida por él. "Tuvimos diez funciones llenas en el festival y queremos reponerla en salas de comunas durante sepetiembre y octubre. Raúl Ruiz estaba muy contento de poder mostrar su faceta teatral en Chile, no sólo la cinematográfica", cuenta Romero.

"Estamos con una pena muy grande. Raúl Ruiz era un ser maravilloso, un genio extraordinario. Nosotros siempre lo mirábamos con mucha humildad porque teníamos certeza de que estábamos frente a un grande. Era una persona que de verdad nos iluminaba, con su pensamiento y con sus ideas. Era querible, cariñoso, simpático, muy divertido. Un señor con una gran inspiración, que te llevaba universos que difícilmente los simples mortales podríamos alcanzar".