14 + 14

Luego de que a principios de los 90 Juan Luis Guerra conquistara el continente con sus "Burbujas de amor", el dominicano se adjudicó el título de "rey de la bachata" sin rivales que le salieran al camino, pese a que su repertorio tenía mucho menos de ese género que de merengue, son y otros de Centroamérica. Eso hasta que en 2002 el fenómeno de Aventura estalló en el mundo entero de la mano de su primer gran hit ("Obsesión"), lo que expandió su popularidad hasta permitirles reclamar el trono y la sigla "KOB" (Kings of Bachata).

Siempre hay algo grandilocuente en estas autoproclamaciones, pero lo cierto es que el grupo que lidera Anthony "Romeo" Santos se ganó el derecho a postularse para la corona, y el recorrido que los llevó a ello es el que imprimen en 14 + 14, su reciente disco de grandes éxitos. El paseo —motivado por el alejamiento del cuarteto para el emprendimiento de proyectos en solitario— arranca con el tema de 1995 "Cuándo volverás", que los muestra vinculados a una bachata que aún conserva altos resabios de bolero entre sus elementos tropicales, en la misma línea que previamente transitaran nombres como Luis Segura y Víctor Víctor.

Algo de eso también se percibe en la continuación con la mencionada "Obsesión", pese a que aquí ya está definitivamente instalado el sello de Aventura: Toques románticos, producción de proyecto pop, devaneos eróticos de Romeo, un colchón de seis cuerdas a cargo del hábil Lenny Santos, y la compañía insistente de las percusiones.

Mezclando con distintas dosis esos ingredientes, el cuarteto parió estos temas que le dieron una fama realmente mundial y con características de fenómeno, algo de lo que Chile pudo ser testigo en el último Festival de Viña del Mar. Pero si allí una performance lejana al buen gusto opacó los éxitos, en 14 + 14 éstos lucen los méritos que permitieron a Aventura ejercer el reinado bachatero, con un equilibrio de vocación pop, toques arrabaleros (sobre todo en la versión bolero de "Su veneno") y contagio tropical. Eso es lo que muestran estos singles en su estado más puro, sin la compañía perturbadora de escenas prefabricadas, palabras de más o contorneos de galancete. Sin julietas. Y sin romeos.