La participante Diana Kosov en un pasaje del polémico reality ''Russian Dolls''.
AP
NUEVA YORK.- Una madre regaña su hija de 23 años por su relación sentimental, mientras sacude un cuchillo por encima de su cabeza para dar énfasis a sus palabras. La madre desea que su hija, una inmigrante de la ex república soviética de Moldova, se case con un hombre de raíces similares a las suyas con el fin de conservar la tradición judía de la familia.
Lamentablemente, dice la hija, ya está saliendo con un hombre hispano. Sin embargo, pronto termina la relación en frente de las cámaras durante una cita en un restaurante.
La escena es parte del nuevo programa de televisión "Russian Dolls" que estrenó por el canal de cable Lifetime en agosto y se transmite los jueves por la noche.
El programa, cuyo nombre significa "muñecas rusas" y ha sido comparado con "Jersey Shore" y "Real Housewives", sigue la vida real de seis mujeres y dos hombres, además de otros personajes pintorescos como Anna Kosov, la madre. Todos son originarios de la ex Unión Soviética y viven o han vivido en el vecindario de Brighton Beach en Brooklyn, Nueva York. A pesar del nombre del programa, sólo dos son realmente nacidas en Rusia.
Vecinos y líderes comunitarios sostienen, furiosos, que el reality hace una caricatura de su mundo de inmigrantes al convertir a los miembros del elenco en "rusos con ropa de mal gusto que no hacen más de comer, beber y parrandear", dijo John Lisyanskiy, un analista de presupuesto para el Consejo Municipal de Nueva York y fundador de un nuevo grupo sin fines de lucro que agrupa a estadounidenses de origen ruso.
Los personajes del programa sí representan "una pequeña parte de nuestra comunidad", reconoció Yelena Majnin, directora ejecutiva del Distrito de Mejoramiento Empresarial de Brighton Beach. Agregó, no obstante, que su barrio al lado del paseo marítimo de Brooklyn es en su mayoría "una comunidad muy bien educada y trabajadora".
Kosov, una peluquera, tuvo que reparar su relación con su jefa, originaria de México, debido a los comentarios que hizo en el programa acerca de la relación de su hija, Diana Kosov, con el hombre hispano.
"Le dije, 'No soy racista"', dijo. "Yo amo a la gente de toda clase". En cuanto al cuchillo que agitaba en el programa, aseguró que lo tenía en la mano para preparar borsht, la tradicional sopa de remolachas.