SANTIAGO.- Estuvo años conectándose a la distancia con los estudios centrales de "Buenos días a todos", desde el lugar de una tragedia, el epicentro de algún hecho policial o simplemente desde el punto en que se encontrara el entrevistado de turno.
A Roberto Bruce (32) se lo identificó por varias temporadas con ese rol algo secundario que, en la estructura de un matinal, se asigna al reportero en terreno. Pero lo cierto es que al momento de su partida, llevaba rato afirmado como una de las figuras centrales del programa.
Tanto fue así, que hace algunos días incluso se hizo cargo de la animación de una jornada, reemplazando en el puesto titular a Felipe Camiroaga, en un día de licencia.
Pero no fue sólo por ser parte de un equipo. En nueve años de labores en el matinal de TVN, Roberto Bruce trabajó duro. Prueba de ello son las cientos de ocasiones en que se lo pudo ver en un madrugador despacho matutino y, luego, presentando una nota que había hecho la noche anterior en el backstage de un programa, o en las afueras de un concierto, sacándole chillidos a las fans de algún ídolo de turno.
Porque si algo tenía Bruce era versatilidad. Podía ser solemne al despachar tragedias, atrevido al reportear, informado al hacer entrevistas, y lúdico y desinhibido como pocos, si la cosa iba por el lado magazinesco. Un revoltijo al que pocos se exponen, pero que, a fin de cuentas, es de lo que se trata el programa en que se desempeñó hasta la actualidad. Bruce aceptó el desafío, y lo hizo bien.
Eso deben haberlo entendido en el equipo de "Buenos días a todos", porque con el correr de las temporadas, al reportero Bruce se le empezaron a abrir cada vez más espacios. Primero, ampliando su abanico de temas; luego, con una presencia en estudio cada vez mayor (incluyendo su participación en célebres performances). Finalmente, permitiéndole tomar el rol principal, el pasado miércoles 31 de agosto.
Fue otro paso más hacia el cumplimiento de su gran sueño, al que también avanzó en el último verano, cuando se encargó del programa "Dónde la viste". Porque Roberto Bruce quería ser animador, y siempre trabajó a la espera de esa oportunidad que ya estaba llegando.
Las ganas siempre las tuvo. Desde que ingresó a estudiar Periodismo en la Universidad Diego Portales, puso su presencia y su voz a disposición de actos, celebraciones, radios internas o trabajos televisivos, en los que mostró que hay cosas que se aprenden, pero que también hay otras que simplemente se tienen. Bruce las tenía.
A esa escuela universitaria, entonces ubicada en Ejército 141, llegó en 1998, tras cursar su enseñanza básica y secundaria en el Colegio Carampangue de Talagante, de donde era orgullosamente originario. De ella egresó en 2002, año en que también hizo la práctica en "Buenos días a todos". De ese programa, nunca más se iría.
A su vida familiar, en tanto, se consagró muy joven. Recién egresado, con las inseguridades naturales de quien comienza a abrirse camino laboral, decidió casarse con Andrea Sanhueza, con quien tuvo dos hijas, hoy de ocho y cuatro años. Con ellas vivía en un departamento de Las Condes, que dejó el viernes para embarcarse en esa última aventura que no alcanzó a concretar: Reportear los avances en las labores de reconstrucción en el archipiélago Juan Fernández. En terreno. Como siempre.