SANTIAGO.- "Los muertos no sufren. Así que estoy llorando por ellos pero sin sufrir. Con mi copa de vino, brindo, recordándolos con mucho amor. Pero estoy angustiado por la señora de Roberto Bruce y su hijas que él adoraba", escribió Ricarte Soto en memoria de los cinco integrantes de "Buenos días a todos" fallecidos tras la caída del avión CASA-212 en Juan Fernández.
"Tengo pena por la compañera de Cabezón, un tipo formidable que hueveaba con su cámara. Cuando Cabezón estaba vivo no conocí a su compañera. Ahora la encontré, sin conocerla, cuando su compañero de cama está muerto, O la muerte es tonta o somos los vivos, que nos creemos vivos, que somos unos profundos pelotudos", añade en la columna publicada en Facebook, titulada "Muerte puta".
"Mi pena, seamos francos, es menor a la que pueden sentir el padre de Felipe Camiroaga , sus hermanos y su chaperona Rosa Helena. Todos ellos están en otra parte. Ya no sufren", añade el periodista.
"Por eso pienso en los padres de Sylvia Slier. Mi queridísima “chaperona” de hace 8 años. Ya no te puedo hablar Silvia y además no vale la pena porque ya estás liberada. Lo único que desearía , es saber, tener la certeza, que no te distes cuenta que el avión (maldito avión) se iba 'mar abajo'".
"Quiero que ustedes, sus padres (repito Silvia ya no está), puedan tener la esperanza que esos ojazos sólo vieron una ola enorme que subía y que ella no alcanzó a comprender (ni siquiera tuvo una milésima de segundo para hacerlo) porque el cielo- la eternidad- se acercaba al mismo tiempo que el mar. Nosotros lo sabemos. Cuando el mar y el cielo forman una sola línea, estás muerto", escribe el periodista.
"Espero que tú, mi dulce Silvia no hayas tenido el tiempo de saberlo. Padres penquistas, queridos, (que no conozco) aquí estoy con mi vaso de vino, anhelando (no puedo rogar porque soy ateo) para que mi bella Silvia no se haya percatado que la vida es corta y que la muerte es demasiado larga", concluye Soto.