Jano Soto era un pseudónimo más que reconocible en el pop chileno de los '90. Canciones -y videos- como "La luz del cuerpo" competían en iguales condiciones con bandas rápidamente consagradas como Los Tres, Chancho en Piedra o La Ley. Sin embargo, Alejandro Kemp (su verdadero nombre) comenzó a combinar su trabajo como publicista con intereses musicales alejados del hit radial. De ahi salieron dos discos: El último vuelo (1997) y Lágrimas de hombre (2005). Además de música para teatro y trabajar con músicos que posteriormente formaron la banda funky Matahari.
Ay bonita! es su nuevo disco, del que ya puede escucharse "Cerquita mío". Una pieza que, tal como el disco de boleros de Carlos Cabezas, demuestra que acercarse a la canción popular clásica -por más melodramáticas que hayan parecido para el viejo rock noventero- es un recurso más que interesante.
-¿Cual fue el disparador para componer las canciones de este disco?
-El disparador principal fue, paradójicamente, dejar de hacer canciones por muchos años. Alejarme de la música, desde un lugar emocional, incrementó mis ganas de volver a ella. Sobre todo, dejar los discos anteriores bien atrás en el tiempo. Y así, limpiarme de esa experiencia para encontrar una nueva voz artística. Y cuando la encontré, me decidí.
-¿Y qué música influyó directamente en este proceso?
-Diría que son dos reencuentros. El primero, fue con artistas que siempre estuvieron sonando en mi casa desde niño y que, por tonteras de inseguridad o simple estupidez, los olvidé: Tito Rodríguez, Sinatra, Lucho Gatica, Pedro Infante, Roy Orbison, Elvis y otros. En esa época había que ser "rockero". O algo parecido a eso. Y, bueno, me salió pésimo.
-Sabemos que influyó un recorrido que hiciste por Latinoamérica...
-El segundo reencuentro fue con la música latinoamericana. Volví a descubrirla, aprovechando varios viajes de trabajo por la región. Me di cuenta que mucho de mi identidad estaba ligada a ella.
-¿Cómo fue el proceso de grabación? ¿Ensayaste mucho o inventaste cosas en el estudio?
-El proceso fue rápido. Junto al productor, Ernesto Duboy, trabajamos las maquetas primarias de las canciones. Paralela y separadamente. Por otro lado, desarrollé los coros con el músico Marcelo Vergara. Después, juntamos a la banda y comenzaron los arreglos finales. No fueron tantos ensayos. Yo tenía bastante claro lo que quería, lo conversamos con Ernesto, y cuando se sumaron los demás músicos todo fluyó muy rápido y fácil.
-¿Cuales son para ti los puntos más altos de este disco?
-Esto es como preguntarle a un papá a qué hijo quiere más (sonríe). Yo quedé razonablemente feliz con cada una de las canciones. Es posible que un crítico diga algo distinto, pero cada una de ellas tiene una función muy relevante en el andamiaje del disco.
-Es muy bueno el video promocional de "Cerquita mío", ¿nos puedes contar como nació?
-Quería baile y coreografía. Barajamos varias posibilidades de guión, pero no nos satisfacía ni uno por completo. En un momento, la coreógrafa me ordenó: "si quieres coreografías, dinos con qué pasos te sientes cómodo, y lo trabajamos". Una semana después les mostré a los directores la idea de estos tres personajes en un primer plano con sus respectivas coreografías. Las ajustamos, agregamos otras, y cambiamos algunas. Y sobre esa base se sumaron las parejas que están en el fondo.
El tiempo que dure la canción
-A nivel musical, vemos que te interesan otras "músicas", distintas al funk pop de los '90 ¿Cuáles son las cosas más importantes que han ido influyendo en el último tiempo en tu trabajo?
-Lo que hoy me interesa comunicar con mis canciones es cierto estado de ánimo. Cierta emoción. Todo recurso que sirva para cumplir el objetivo, bienvenido sea. Si una persona se emociona o, al menos, se entretiene con Ay, bonita!, estoy pagado. Este es un disco poco pretencioso, simple, sencillo. ¡Es pop, no olvidemos! Es para que la gente sea feliz, aunque sea por el tiempo que dure una canción.
-¿Qué te parece el escenario musical chileno? Sigue siendo sorprendente la cantidad de jóvenes que siguen el viejo modelo: esperan que los "descubran", pasen en la radio o llegar a la televisión...
-Tengo la impresión que la autogestión es el modelo cada vez más usado, y me parece muy bien. Este camino te obliga a conocer todos y cada uno de los eslabones de la cadena de producción. Por ende tienes más y mejor conocimiento de lo que significa producir cultura, música popular en este caso.
-¿Alguna nostalgia por esos '90, donde la industria discográfica pre-internet estaba en su apogeo?
-Ni una.