Jim Caviezel y Michael Emerson protagonizan la nueva historia de Abrams.
CBSMADRID.- En Estados Unidos se estrenará mañana la esperada nueva serie de J.J.Abrams ("Lost"), "Person of interest", una producción de acción y suspenso que exhibirá la vida de un ex agente de la CIA y de un multimillonario que luchan por evitar asesinatos en Nueva York, una ciudad plagada de cámaras de vigilancia tras el 11-S.
"Person of interest" tiene una sola línea argumental que es la lucha contra el crimen en Nueva York y que evoluciona con cada uno de los casos que se trata en cada capítulo.
El primer episodio da muestras de por qué esta serie es la gran apuesta de la cadena estadounidense CBS y también de la mano de Abrams, con secuencias bien entrelazadas a nivel visual así como el buen hacer en la construcción de diálogos, tramas y escenas.
Jim Caviezel, actor de "La pasión de Cristo" (2004), es Reese un ex agente de la CIA que, tras la violenta muerte de su novia, abandona su trabajo y el Gobierno estadounidense le da por muerto hasta que es descubierto por la Policía metropolitana de Nueva York al verse involucrado en una pelea en el metro.
A partir de ese momento la vida de Reese da un vuelco de 180 grados. Conoce al multimillonario Finch, que encarna Michael Emerson, el dos veces ganador del Emmy a mejor actor y famoso por dar vida a Benjamin Lynus en "Lost". Ambos se unen para combatir la impunidad de crímenes violentos.
La pareja protagonista está acompañada por dos detectives de la policía neoyorquina. Fusco, interpretado por Kevin Chapman, conocido por su papel en el filme "Río místico" (2003), y Carter, a quien encarna Taraji P. Henson, nominada al Oscar en 2009 como mejor actriz secundaria en la película "El curioso caso de Benjamin Button" (2008).
En "Person of Interest", los diálogos de los protagonistas se apoyan con secuencias que ilustran lo que están pensando, una técnica que capta la atención del espectador.
La serie también refleja el "Gran Hermano" que viven los ciudadanos de Nueva York mostrando cómo las miles de cámaras que hay en toda la ciudad no sólo registran las imágenes sino también conversaciones. Y se aprovecha así del debate existente en Estados Unidos sobre los límites entre la privacidad y la seguridad.