A 20 años de su lanzamiento, ''Nevermind'' es considerado uno de los discos clave del rock contemporáneo.
GeffenSANTIAGO.- Mucho antes de las rebeliones contemporáneas, una generación se entregó al más absoluto desencanto ante un mundo adulto en el que no hallaba cabida. Fue la llamada "Generación X" de los 90, que si tuviera un disco identificatorio sin dudas sería Nevermind, de Nirvana.
El cantante y guitarrista Kurt Cobain, junto al bajista Krist Novoselic y el recién incorporado baterista Dave Grohl, lanzaron ese álbum hace exactamente 20 años, el 24 de septiembre de 1991, sin sospechar lo que se vendría para quienes entonces eran sólo un trío de desconocidos.
Esa misma semana salió a la venta otro álbum que reescribió los parámetros de la música, Screamadelica de Primal Scream, y coincidió con la época en la que Michael Jackson triunfaba con Dangerous.
Pero fue ese nuevo rock rengueante y a duras penas vocalizado, el que se transformó en un auténtico fenómeno, una cima nunca vista para la música alternativa en los medios masivos.
En total, fueron 30 millones de discos vendidos en todo el mundo, con letras que sintetizaban la desazón existencialista de una juventud que se caracterizó por su rechazo inmóvil o pasivo del mundo, y que entre otras cosas ponía en entredicho el valor de la familia en favor de la amistad.
En todo ello, encajaba a la perfección el atormentado ideario personal de Cobain, hijo de padres divorciados, que quiso dar a su disco el indolente título de Nevermind ("no importa"), y que escribió aquellas canciones que pronto se convirtieron en himnos.
Entre todas ellas, resplandeció especialmente "Smells Like Teen Spirit", sin lugar a dudas la imprescindible del repertorio, una canción identificada con la rebeldía juvenil, pese a nacer de la ruptura del artista con su entonces novia Toby Vail por culpa de una aventura, y que incorporaba un carismático riff de guitarra de cuatro acordes.
"Come As You Are", un ambiguo canto a la aceptación personal, "Drain You" o "Lithium", que hace referencia a la facultad del litio como estabilizador del ánimo, son otros de los temas que se transformaron en clásicos.
Además de sus letras, Nevermind fue valorado como una revolución musical que acercó los mundos del rock y del pop independiente. Uno de los elementos clave fue la producción de Butch Vig. Conocido posteriormente como miembro de la banda Garbage, prestó especial atención a la percusión en aquellas sesiones de grabación registradas en dos estudios distintos, entre abril de 1990 y mayo de 1991.
Cobain, a ratos inspirado, a ratos iracundo, llegó a estrellar una guitarra en el suelo del estudio en aquellas sesiones maratónicas en los estudios Sound City de Los Angeles, que comenzaban bien entrada la tarde y se extendían hasta la medianoche, momento en el que entraban en juego nuevamente la madrugada, el alcohol y Venice Beach.
Con estas cuerdas, Nevermind y Nirvana hicieron más grande el movimiento "grunge", un hijo del rock nacido a finales de los años 80 y cuyo nombre en inglés parece derivarse del apelativo "sucio", con otros importantes embajadores como Pearl Jam.
Con su éxito, impusieron una estética peculiar, un desaliño premeditado acorde con la desidia que predicaban, en la que abundaban la franela, los cuadros y los jeans gastados. Y sobre todo dotaron de forma y personalidad propias a aquellos primeros años 90.
Según cuentan, Cobain parecía vivir ajeno al cataclismo musical provocado, y cada vez más próximo a las drogas, sobre todo la heroína, una sustancia que probó por primera vez en aquellos años de éxito.
Así inició una espiral de decadencia vital que culminó cuando fue encontrado muerto en abril de 1994 en su casa de Seattle, tras firmar un nuevo disco de estudio para el recuerdo, In Utero (1993), además un acústico antológico para la cadena MTV.