Psicodelia y fiebre de baile fue la combinación que desplegó Primal Scream en el escenario del Teatro Caupolicán.
Cristián Soto, El Mercurio
SANTIAGO.- Si hace 20 años debe haber sido estimulante poner a girar rock eléctrico, coros gospel, psicodelia y bases para la pista de baile en un mismo disco, que es exactamente lo que hizo Primal Scream con su LP "Screamadelica" (1991), el mismo grupo acaba de recrear ese estímulo en terreno con el concierto que la banda escocesa, liderada por el cantante Bobby Gillespie, acaba de dar esta noche en el Teatro Caupolicán de la capital.
"Screamadelica Tour" se llama la gira. Es la pintura en vivos colores de la carátula de ese disco, la que ornamenta el bombo del baterista Darryn Mooney. Y son todas las canciones de este influyente álbum las que Primal Scream va a tocar en esta nueva parada del grupo en Santiago: una reconstitución de escena tan documental como fiestera de un momento en el que, como está escrito en la historia, el rock se fundió con la pista de baile.
Y estará escrito, pero en vivo: el grupo sabe hacer de la experiencia algo mucho más allá de una lección de historia. Desde el comienzo con "Movin' on Up", entra en juego el ritmo bailable marcado por el piano y por la voz gospel de una corista que también será protagónica. Pero de ahí en adelante, Primal Scream demostrará los diversos recursos que puede emplear en el espectáculo, desde los timbres de un saxo y una flauta traversa, los acordes de una guitarra acústica en la mitad del show y un alucinante y extenso episodio de pura psicodelia que queda entre lo más logrado de la noche, con sucesivas intervenciones de teclados, bajo y guitarra eléctrica.
El público entró rápidamente en complicidad con la banda y generó una comunión tanto en los momentos más lisérgicos como en los bailables, al punto de que a la altura de "Come together", Gillespie se sintió a sus anchas para dedicar esa canción "a las protestas chilenas" y sumar de este modo un nuevo espaldarazo de parte de diversos músicos internacionales que este año han saludado al movimiento estudiantil chileno a su paso por nuestro país.
El cierre de la jornada fue una fiesta completa con la electricidad desbocada de éxitos como "Rocks", con los que Primal Scream redondeó una noche con historia, tanto por la atracción de volver a ver escenificado el disco "Screamadelica" como por la trayectoria que el bajista Mani Mounfield y el propio Bobby Gillespie traen consigo desde que integraban bandas como The Jesus and Mary Chain y The Stone Roses: leyenda y vigencia unidas.