''Tahrir 2011: el bueno, el malo y el político'' es una de las nuevas cintas que han podido salir desde la importante industria del cine egipcio.
Festival de Cine de TorontoEL CAIRO.- La revolución egipcia se ha colado en el cine de este país, que durante décadas ha sido la referencia del séptimo arte en el mundo árabe y que ahora, tras años de decadencia, ve su oportunidad para resurgir.
Tras tomar YouTube con miles de videos caseros y conquistar los festivales de cine europeos con los cortometrajes "18 Days" o el documental "Tahrir 2011: el bueno, el malo y el político", la revolución comienza a aparecer en las primeras producciones comerciales del país y lo hace al más puro estilo egipcio.
Así, en la taquillera "Tik Tik Boom" el vendedor de juguetes Tika se une a los comités populares de vigilancia que protegieron los barrios cairotas, en ausencia de policía, de los saqueos que tuvieron lugar durante las protestas iniciadas el 25 de enero.
Tras secuencias trepidantes repletas de explosiones, luchas callejeras, persecuciones y drama romántico, Tika acaba por convertirse en un héroe local.
Al igual que las grandes producciones comerciales egipcias de la época de Mubarak, "Tik Tik Boom" fue rodada en la Ciudad del Cine, herencia de la época dorada del celuloide egipcio donde los decorados de cartón piedra que reproducen Alejandría, las Pirámides de Guiza o El Cairo islámico, envejecen bajo un sol implacable.
En el área que recrea los distritos populares cairotas, las calles están desiertas -algo que nunca ocurriría en los de verdad- y en las paredes hay pintadas que rezan "Fuera Mubarak" y "Revolución", restos del rodaje de "Tik Tik Boom", un éxito en taquilla que ha sido recibido con frialdad por la crítica.
"No puedes hacer una película sobre la revolución dos meses después", subrayó el director del Festival de Cine de El Cairo, Yusuf Sherif, que criticó que "Tik Tik Boom" "explota lo que pasó durante la revolución de una forma muy tonta".
En declaraciones a EFE, Sherif se mostró convencido de que en el futuro habrá "buenas películas" que relaten "las historias de gente normal que ocurrieron durante la revolución y las repercusiones que esta tuvo para la gente de la calle".
Por su lado, el director de Good News Productions, la productora de largometrajes célebres como "El edificio Yacubián", Adel Abib, criticó que la presencia de la revolución se limite todavía a las películas más comerciales alejadas de la realidad.
"El cine egipcio necesita la misma revolución que tuvo la fotografía, mostrar las verdaderas caras de Egipto", afirmó a EFE el también guionista y director cinematográfico.
Abib cree que serán los jóvenes que participaron en las revueltas quienes encabezarán el nuevo movimiento artístico, porque ellos tienen "el talento y las nuevas tecnologías".
La realizadora de cine independiente Amal Ramsis dirigió el documental "Prohibido", que denuncia las prohibiciones que imperaban en el régimen de Mubarak y que fue filmado meses antes de las revueltas con muy poco presupuesto.
Para Ramsis, el lastre del cine independiente egipcio ha sido la censura, que impedía criticar al régimen y mostrar las caras más oscuras de un sistema en decadencia.
Esta directora aseguró a EFE que es necesario "eliminar todo tipo de censura, porque es un obstáculo grande para los realizadores" y reclamó la intervención del estado en el sector y que las salas de cine comerciales se abran a las producciones independientes.
Tanto Abib como Sherif coinciden en que el sector cinematográfico en Egipto necesita su propio cambio, ya que la ausencia de leyes para la industria del cine lo ha dejado a merced de la corrupción y las grandes empresas.
"Si no tienes los fundamentos del mercado, salas, leyes y una entidad que controle y financie el cine, no puedes hacer películas", subrayó Abib, que lamentó que en las últimas décadas Egipto ha pasado de producir un centenar de cintas al año a "solo seis o siete".
Abib cree que "hay muchos jóvenes directores en Egipto que tienen lo que hace falta para trabajar duro", pero que "no hay conductos mediáticos para ellos, no hay una industria estructurada".
"Todos estos cambios están vinculados de una manera indispensable al cambio político y social que puede haber en Egipto", aseguró Ramsis, que sentenció que "cumplir con las demandas de la revolución es la única garantía del cambio de la industria de cine en Egipto".