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"El salvavidas", la cinta que retrata a la fauna playera chilena saca aplausos en Valdivia

En una frontera difusa entre la comedia y el documental, la película de Maite Alberdi sobre un particular guardián de las costas nacionales tuvo un exitoso estreno mundial.

13 de Octubre de 2011 | 08:55 | Por Felipe Vásquez, enviado especial a Valdivia
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La película expone a personajes reales que frecuentan las costas chilenas.

El Salvavidas

SANTIAGO.- Aquel humor veraniego, esencialmente playero, aliado del relajo vacacional, es la chispa que enciende la cinta nacional "El salvavidas", la primera película chilena que debuta este año en la Competencia Internacional del Festival de Cine de Valdivia, y que dejó a varios espectadores preguntándose a la salida de la función cuánto de lo que vieron era realidad.

Sin saber nada del "cómo se hizo", esta cinta de poco más de una hora bien podría ser calificada de comedia negra, con varios elementos dramáticos, ya que no es fácil encontrar a alguien que de inmediato identifique que se trata de algo más cercano al documental, al menos en un 90%, según el cálculo de su propia autora, la joven cineasta Maite Alberdi.

La realizadora de los premiados cortos "Los trapecistas" y "Las peluqueras", abordó este largometraje con un trabajo de investigación de tres años sobre la labor de los salvavidas nacionales –bastante alejada del glamour bronceado de "Guardianes de la bahía"- y entrevistó a 180 de ellos para encontrar al que finalmente sería su protagonista, Mauricio, un joven veinteañero con look rasta que vela por el bienestar de los veraneantes en El Tabo.

"Al final me quedé con él, porque estaba una de las playas más peligrosas y eso es importante para la historia, porque en Algarrobo no se ahoga nadie y la pega del salvavidas es muy distinta. Él me interesó porque era como ‘regludo’ en una playa súper popular, donde nadie le quiere hacer caso", dice Alberdi en conversación con Emol.

El antagonista es Jean Pierre, colega de la torre de vigilancia vecina que, además de no ser muy estricto con sus responsabilidades, tiene una visión totalmente distinta del oficio: lo suyo es entrar al agua. Mauricio apuesta a que el mejor trabajo consiste en nunca mojarse: la prevención.

Pero más allá de sus protagonistas, la experiencia de sentirse efectivamente paseando por una playa durante una hora la ofrecen los "secundarios", aquella abuela sobreprotectora que le dice al nieto que no se meta muy adentro del agua, los jóvenes que esconden la cerveza ante los paseos de la "autoridad" playera o el hombre mañoso que se hace el leso para hacer un asado violando conscientemente las reglas.

La película recoge aquellas conversaciones que se dan bajo quitasoles, tendidos en toallas o la arena, con una naturalidad que impresiona, y que se explica en parte por los años que tardó Alberdi con dar con una metodología de trabajo que fuese lo menos intrusiva posible con las personas que aceptaron ser grabadas durante su veraneo. La idea fue usar lentes de cámara y un sistema de grabación de sonido que permitiera al equipo de realizadores trabajar de forma separada y evitar así la sensación en las personas de que efectivamente ahí se estaba haciendo una película.

"El asistente de dirección buscaba personajes secundarios y los calzábamos para varios días. Grabamos miles y, cuando veíamos que uno funcionaba, nos comprometíamos con ellos para seguir durante el verano. Cada vez que los veíamos los intentábamos grabar, hay un seguimiento de quienes nos interesaban", asegura Alberdi.

La realizadora reconoce que en ciertas partes se "provocaron" situaciones y eso es lo que lo distancia de ser completamente un documental. Además recalca la radicalización que se hizo en el minucioso proceso de montaje hecho por Alejandro Fernández Almendras, quien de paso es uno de sus "competidores" en la selección oficial, ya que también se presenta en la categoría internacional con su largometraje "Sentados frente al fuego". Su trabajo fue condensar cerca de 120 horas de grabaciones en algo más de 60 minutos que son los que finalmente son proyectados.

Más allá de saber si fue ficción o no, el público valdiviano apreció la apuesta con un fuerte aplauso en el que fue el estreno mundial. "Me quedé súper tranquila y contenta, porque mientras veía la película, sentía la buena recepción: se reían, tenían expresiones de susto, de empatía. Siento que la gente la disfrutó y es lo que me importa finalmente. no el estar en competencia", subraya Alberdi.

La cineasta se encuentra con otro proyecto documental titulado "La once", que registra las mensuales reuniones de un grupo de ancianas siempre "a la hora del té".

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