''Claraboya'', la novela inédita de Saramago, llegaría al español durante 2012, tras el cierre editorial que se dio en Frankfurt.
AFPFRANKFURT.- La Feria del Libro de Frankfurt llegó hoy al final de su edición 2011, en la que la discusión sobre la convergencia mediática y la digitalización ha estado mezclada con el negocio editorial tradicional.
La novedad este año ha sido la presencia masiva de empresas que tradicionalmente poco o nada han tenido que ver con el mundo del libro, como algunos productores de juegos para computador.
Tal es el caso de Seal Media, que apareció en la Feria con un juego basado en una novela titulada "Colts of Glory", que cuenta una historia de venganza después de la guerra de secesión estadounidense.
La novela, y ése es el detalle curioso, está escrita por un empleado de la empresa, pensando ya de antemano en el juego de ordenador. La novela está en papel, y el acceso al juego en principio es gratis pero se pueden tener mejores armas en el mismo comprando un bono.
El director de la Feria, Jürgen Boos, considera que ese tipo de expositores vienen ahora a la muestra no sólo para presentar sus productos sino, ante todo, para buscar los derechos de nuevos contenidos que puedan traducir al lenguaje de sus juegos.
Con ello, puede surgir una nueva relación del mundo editorial con otros medios, además de otros con los que ya tiene un intercambio desde hace años, como el cine o internet.
No obstante, en ello hay todavía mucho futurismo, como también lo hay en el tema de la digitalización y del pronóstico —vuelto a reiterar en esta edición de la Feria, como se había hecho en las cinco últimas— de que este año sí habrá, a más tardar en diciembre, una explosión del mercado del libro electrónico en Europa.
El negocio central de la Feria sigue siendo la venta de derechos para libros impresos y las otras explotaciones que se hacen de los mismos son, en la mayoría de los casos, algo marginal.
Los editores de lengua española, en tanto, han vuelto a cerrar notables negocios en esta edición de Frankfurt. Alfaguara, por ejemplo, además de asegurarse los derechos en español de "Claraboya" —la novela inédita de José Saramago—, contrató "Cosi in Terra", del italiano Davide Enia, que cuenta la historia de tres generaciones de boxeadores en Sicilia.
Otra compra de Alfaguara fue "Le System Victoria", del francés Eric Reinhardt, una novela sobre la obsesión sexual detrás de la que hay además una crítica del capitalismo.
Tusquets, mientras tanto, compró la nueva novela de John Irving, "In one person", la historia de unos adolescentes que se despiertan en un mundo que sus padres no pueden explicarles.
Anagrama adquirió los derechos de las nuevas novelas de los británicos Julian Barnes y Martin Amis, además de "Limonov", del francés Emmanuel Carreré, y "In Zeiten des abnehmenden Lichts" ("En tiempos de la luz menguante"), de Eugen Ruge, ganadora del premio a la mejor novela en lengua alemana del año.
La presentación del país invitado de honor de este año —Islandia— estuvo menos marcada por el tema político que en ediciones anteriores. Sin embargo, la dimensión política del libro es algo que no abandona a la Feria.
Hoy, durante la entrega del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes al argelino Boualem Sansal, el crítico suizo definió esa dimensión citando una frase de Heinrich von Kleist, según la cual el libro "rompe la rigidez de la época que lo estrecha lentamente, al igual que las raíces sólo con lentitud pueden romper una roca y no a través de una explosión".
Esa eficacia de la lentitud, sin embargo, es algo de lo que muchos empiezan a dudar en tiempos en que la obsesión de la actualidad hace que la mayoría de los libros estén poco tiempo en el mercado, para luego desaparecer en las trastiendas de las librerías.