Boris Vian junto al joven trompetista Miles Davis, durante una de las visitas que el músico efectuó a París a fines de los años '40.
PARÍS.- La Biblioteca Nacional de Francia explora la vida y la obra de Boris Vian (1920-1959), sus polifacéticas creaciones de éxito póstumo, sus poemas, sus canciones y su pasión por el jazz, con una exposición que abre hoy sus puertas hoy.
Hecha de círculos y colores, la escenografía de la muestra se inspira en “L’Écume des jours,” obra maestra que le dio a conocer realmente al gran público a partir de 1963, cuando fue reeditada por Jean-Jacques Pauvert, explicaron los organizadores del evento.
De ahí, añadieron, su estructura en ocho esferas separadas por un tallo central, ilustrado por las dos grandes pasiones de su prolífico y polifacético protagonista: el jazz y la novela.
Los diferentes espacios circulares evocan los diferentes períodos de la vida de Vian, que el visitante puede recorrer a su antojo, orientado por el color de fondo, que parte del amarillo de la juventud al rojo oscuro del agotamiento, indicaron.
Ingeniero formado en la Escuela Central, actividad a la que se dedicó durante muy pocos años, hasta que en 1947 decidió centrarse ante todo en su arte, Boris Vian fue músico y escritor, autor teatral, guionista, eventual actor, cantante, director artístico y musical, creador de obras para cabaré, compositor de canciones, crítico de jazz y también pintor.
Por primera vez, los seis cuadros que creó animado por Raymond Queneau para la exposición “Si vous savez écrire, vous savez dessiner,” pueden contemplarse juntos ahora en París. Como sus escritos, sus títulos presentan cierto desfase con su contenido.
Junto al Sena, la Biblioteca François Mitterrand, reúne hasta el próximo 15 de enero cerca de 200 obras, manuscritos, cartas, carteles de espectáculos, fotografías y discos, además de numerosos extractos sonoros y audiovisuales sobre la incansable y múltiple actividad creativa que ocupó la breve vida del poeta.
Enfermo de reumatismo cardíaco a los 12 años, muerto precozmente a los 39 años, Boris Vian, que tuvo que dejar de tocar la trompeta en los últimos años de su vida porque amenazaba seriamente su salud, desarrolló, sin embargo, una obra profunda y dramática pero también cargada de ligereza y despreocupación.
Efecto sin duda de la feliz infancia que marcó su existencia, en el seno de una familia burguesa amante del arte, la música, la literatura y también la fantasía, a la que siempre se entregó Vian.
Como recordaba en su edad adulta, pese a los efectos de la crisis económica de 1929, la alegre atmósfera familiar siguió marcando los primeros años de su existencia, comentaron los organizadores. Sin embargo, su padre, Paul Vian, quien enseñó a sus cuatro hijos el desprecio por el dinero, el ejército y la religión, rentista hasta entonces, tuvo que buscar trabajo, alquilar su propiedad de Ville d’Avray, (junto a París), e instalarse con su familia en la vivienda del guardés.
Poco después, a los 12 años, se detectó en el extremadamente sensible joven Vian su enfermedad cardíaca, signo crónico de la fragilidad que le acompañaría siempre y de su inevitablemente temprana conciencia de la muerte.
Más que como el gran escritor y poeta que es hoy, Vian, que frecuentó entre otros círculos parisienses los del filósofo Jean Paul Sartre y la escritora Simone de Beauvoir, conoció en vida el éxito por su reputación como trompetista y por las célebres novelas que escandalizaron a sus contemporáneos, firmadas con uno de sus múltiples pseudónimos.
El más famoso de todos ellos fue Vernon Sullivan, a quien atribuyó entre otras obras, que él consideraba menos serias que las firmadas con su propio nombre, la autoría del controvertido “J’irai cracher sur vos tombes” (1946), que inicialmente dijo haberse limitado a traducir.
El amor, el mundo del trabajo, el absurdo, lo irreal, el tiempo y el espacio, la religión, la superficialidad, la elite artística e intelectual, la enfermedad y la muerte, por supuesto, y la discriminación, fueron algunos de sus grandes temas.
La exposición fue organizada por la conservadora del departamento de manuscritos de la BnF Anne Mary, en colaboración con Nicole Bertolt, quien desde hace treinta años protege la herencia de Boris Vian por encargo de sus descendientes.