Se nota una línea editorial en la elección de las nueve canciones que dan forma al quinto compilado de Bitlove, un sello chileno que en la edad de la música descargable por Internet se ha caracterizado por las libres fronteras que hay entre los músicos de su repertorio, en el que se encuentran desde cantantes con guitarras acústicas hasta pop electrónico. Pero aunque se note un carácter invernal en estas melodías, si por invernal se entiende reposado, sobre todo se escucha lo amplio de los sonidos de ese catálogo.
De entrada parece un disco de solistas, con canciones más o menos trovadorescas, folk o pop por cuenta de Guille Arancibia y Prehistóricos, que tiene nombre de grupo pero funciona sobre todo con una voz y una guitarra sobrevolada por efectos. Pero ya la tercera y más tarde la última pista se escucharán electrónicas e instrumentales en manos de JJ Brañas y Otrobit, y en general van a imperar los matices: Cristian Valdivia expone sus versos personales de amor y desgarro, Tomás González trae una muestra de su canción de autor mestiza y Francisca Meza se toma el tiempo para su voz quitada de bulla sobre guitarra acústicas y pinceladas eléctricas.
Otras dos composiciones vienen a expandir el alcance de esta antología de temporada. Sensorama 19-81, nombre del compositor Rafael Casanova, saca de su primer disco una de las más logradas pistas con unas "Ruinas de ciudad bajo un glaciar" que son un elocuente comentario sobre la vida en una ciudad como la capital sin que sea necesario pronunciar una palabra. Y Manuel Gatti viene a recordar lo promisorio de su primer disco, editado en 2009, con la efectividad melódica y pop sin prisas de "El tiempo de verte lejos". Todas estas quedaron caratuladas como canciones de invierno, y del invierno de 2011 en particular, pero no hay por qué no escuchar esta música en otras estaciones posibles.
