MOSCÚ.- El más célebre teatro ruso, el Bolshoi, reabrió sus puertas este viernes en Moscú con una velada de gala retransmitida en directo por 36 países, incluidos los latinoamericanos, con motivo del final de unas gigantescas obras que devolvieron al edificio su brillo imperial.
El presidente ruso, Dimitri Medvedev, celebró, poco antes de su reapertura, "una de las mayores imágenes de marca del país".
La reconstrucción del Teatro Bolshoi se desarrolló como uno de los más importantes proyectos federales, supervisado por la administración del presidente y por el gobierno de Rusia, según apunta en su crónica de hoy el diario electrónico "La Voz de Rusia". De modo que el punto final del proceso: el reestreno del escenario histórico, es considerado como suceso de importancia estatal.
La dirigencia de Rusia, jefes de Estados de la UE y de la CEI, representantes del cuerpo diplomático son los primeros en entrar en el Bolshoi como invitados de honor. De suyo se entiende que al concierto de gala han sido invitados representantes de las organizaciones de construcción y restauración, entre ellas las extranjeras, que participaron en el resurgimiento del teatro.
“Nunca antes el Teatro Bolshoi ha sido tan grande y tan hermoso y nunca ha contado con tantas oportunidades técnicas”, aseveran hoy los que han podido comparar sus impresiones de antes con las de hoy. Así mismo considera el director general del Bolshoi Anatoli Iksanov, señala el mismo medio.
El antiguo esplendor imperial
Los directores del concierto de gala justamente se proponen manifestar las nuevas posibilidades del teatro, pero, antes que todo, presentar, al máximo, a su compañía, una de las mayores entre los teatros musicales del mundo. El guion de la velada unió por el movimiento non stop fragmentos de siete puestas históricas y modernas, entre ellos de las óperas “El Príncipe Igor” y “Boda en el Monasterio”, de los ballets “Espartaco” y “La Edad de Oro”.
También estuvieron estrellas extranjeras de ópera, como la francesa Natalie Dussay, la rumana Angela Gheorghiu y la lituana Violeta Urmana.
A 186 años de su sede actual, el Teatro Estatal Académico Bolshoi muestra desde hoy su mejor cara, completamente modernizado y con una minuciosa reproducción de la obra de sus arquitectos fundadores. La historia de la sede del Ballet Bolshoi, creada por el príncipe Peter Urasov y el empresario inglés Michael Maddox, en 1776, tuvo sus inicios en el teatro Petrovski hasta ocurrir un incendio en 1805.
Tras el desastre, se edificó la actual por el arquitecto Osip Bovet, inaugurada el 18 de enero de 1825. La compañía, una de las más famosas del mundo, actuó allí hasta que en 1853 otro siniestro causó serios daños al inmueble.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el Bolshoi acusó una serie de destrucciones, pero fue rápidamente reparado para continuar como sede de las actuaciones de la a compañía de danza clásica. Ya en 2005 se encontraba en paupérrimas condiciones, con grietas del grosor de hasta un puño en su entrada. La reconstrucción debía durar apenas tres años, pero se extendió a seis.
La cifra de gastos planificada sobrepasó en 16 veces y alcanzó unos 690 millones de dólares, e incluyó el cambio total (a mano) del relleno de la base, para montar una completamente nueva, otro tanto ocurrió con el techo. De esa forma, los trabajos de construcción y nueva obras ingenieras, como resultado de los cuales el teatro duplicó su área, hasta los 80 mil metros cuadrados, se extendieron hasta 2009 y sólo entonces iniciaron sus labores los restauradores.