Meg Ryan busca conseguir lo que tanto le cuesta a las actrices: buenos papeles después de los 50 años.
ReutersLOS ANGELES.- Se convirtió en una de las reinas del cine romántico hollywoodiense con películas como "Cuando Harry conoció a Sally" ("When Harry Met Sally") o "Sintonía de amor" ("Sleepless in Seattle"). Pero ahora, al cumplir hoy 50 años, Meg Ryan ha dejado de buscar el final feliz. Y está trabajando duro para librarse de su fama almibarada.
En la comedia ácida "Atrapados por amor" ("Serious Moonlight", 2009) ataba a una silla a su infiel marido, Timothy Hutton, mientras que en "Contra las cuerdas" ("Against the Ropes", 2004) se convertía en promotora de boxeo y en el thriller erótico "En carne viva" ("In the Cut", 2003) se metía en la piel de una frustrada profesora de literatura que acaba jugando con el sexo y la muerte.
Sin embargo, hasta hace no mucho Ryan se había especializado en películas dulzonas. Su primer gran éxito fue en el papel de Sally y su famoso gag del orgasmo en un restaurante con Harry (Billy Cristal). "Cuando Harry conoció a Sally" (1989) hablaba de una relación cuyos protagonistas no podían ser más dispares y para la actriz marcó el inicio de una carrera como mujer ideal, que pese a las complicaciones y las lágrimas siempre acaba teniendo suerte en el amor.
En "Sintonía de amor" (1993) y "Tienes un e-mail" ("You've Got Mail", 1998) hace perder la cabeza a Tom Hanks, en ambas ocasiones bajo la dirección de Nora Ephron. En "Beso francés" ("French Kiss") acaba recorriendo Francia con un ladrón que se convierte en algo más, y domina perfectamente la mezcla de sex appeal y torpeza. Hollywood supo recompensarla: en los años 90, los sueldos de Ryan ascendían a 15 millones de dólares.
El "quiebre romántico"
Con todo, ya entonces la actriz intentó separarse de su imagen de rubia sonriente. En el drama familiar "Cuando un hombre ama a una mujer" ("When a Man Loves a Woman", 1994) encarnó a una madre alcohólica estresada por su trabajo e incomprendida por su marido (Andy García). Dos años más tarde se metió en la piel de una piloto de helicóptero que muere en la Guerra del Golfo en "Valor bajo fuego" ("Courage under Fire"). Y en "Adictos al amor" ("Addicted to Love") vuelve a la comedia romántica, pero en lugar de como chica dulce da vida a una dura y neurótica neoyorkina.
Ya en sus años de instituto Ryan fue coronada como "la estudiante más guapa". Al principio no pensó en hacer carrera como actriz, sino que se mudó desde Connecticut a Nueva York para estudiar periodismo. Se ganaba la vida con pequeños anuncios publicitarios, a los que siguieron algunas apariciones en televisión y, a los 20 años, su primer papel en el cine: "Ricas y famosas" ("Rich and Famous"), de George Cukor, fue su debut en la gran pantalla como hija de la actriz Candice Bergen.
Tras el drama bélico "Top Gun" (1985), en el que interpretó a la esposa de un piloto, se fijó en ella Steven Spielberg, que como productor la fichó para "Viaje insólito" ("Innerspace", 1987). Allí Ryan conoció a Dennis Quaid y un año más tarde ambos rodaron juntos "Muerto al llegar" ("D.O.A."). En 1991 la pareja se dio el "sí, quiero", con el que iniciaron diez años de matrimonio.
La separación llegó en el año 2000, después de que Ryan empezara un affair con el "gladiador" Russel Crowe, con quien coincidió en el drama "Prueba de vida" ("Proof of Life"). Según dijo después la actriz, su matrimonio ya estaba acabado por aquel entonces. A Quaid se le atribuyeron aventuras y problemas con las drogas.
Ryan se convirtió entonces en madre soltera al adoptar a una niña de China. Tras varios años de pausa, regresó en 2008 con "Todo sobre las mujeres" ("The Women"), en la que encarnaba a una mujer traicionada de la alta sociedad. Y en el drama que tiene pendiente de estreno, "Long Time Gone", encarnará a una mujer al borde de un ataque de nervios por las muchas infidelidades de su marido.
Además, hace unos meses la actriz anunció que quiere probar suerte en la dirección: su debut lleva por nombre "Into the Beautiful" y trata sobre el reencuentro de viejos amigos.