EFE
BUENOS AIRES.- Para ser un artista que asegura que no tiene "mucha vocación escénica" y que nunca le han "gustado mucho las tablas", las casi tres horas ininterrumpidas de música que ofreció Silvio Rodríguez a un público que lo ovacionó de pie este viernes ni bien subió al escenario en Buenos Aires fueron todo un hito.
Después de más de siete años de espera desde su última actuación en la capital argentina, las miles de personas congregadas por el trovador se sumieron en un silencio casi devoto al escuchar sus primeros acordes.
Fiel a su estilo, vistiendo sobriamente de negro, fueron pocas las palabras pronunciadas por Silvio a lo largo de una noche en la que fue hilvanando canción tras canción acompañado de un estadio que entonaba a la par del cantautor composiciones como "Playa Girón", "Óleo de una mujer con sombrero", "La maza" y "La era está pariendo un corazón", ya casi convertidas en himnos.
Y no es de sorprender que así sea: No sólo es un compositor extremadamente prolífico, que se ha convertido en todo un sinónimo de la revolución cubana y ha marcado con su música momentos tan emblemáticos como el regreso de la Argentina a la democracia, al presentarse en 1984 en el estadio de Obras junto a otros grandes intérpretes como Pablo Milanés.
Además, cumplirá más de 40 años en el oficio: El próximo 10 de diciembre dará un concierto en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba, el mismo lugar donde hizo su primera presentación hace 44 años.
El cantante, sobre quien el ex presidente Néstor Kirchner bromeó en su última visita a Argentina diciendo que evidentemente ya era "kirchnerista-marxista", dedicó sus pocas palabras de la noche a respaldar a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo, en honor de quienes quiso entonar "Todavía cantamos" junto a un invitado sorpresa, Víctor Heredia.
Silvio señaló además que, tal como viene haciendo desde hace años, quería dedicar "un rinconcito" del concierto a los "cinco compañeros cubanos antiterroristas" que llevan más de 13 años presos en Estados Unidos, en referencia a los detenidos en 1998 y acusados de espionaje en territorio estadounidense.
El cantante también hizo el reclamo por la libertad de los apresados desde Nueva York al realizar una gira en 2010, después de 30 años de ausencia en Estados Unidos. En dicha oportunidad, optó por no dar ningún concierto en Miami, principal enclave anticastrista, para evitar gestos que pudieran ser interpretados como una provocación.
Fuera de esas dos breves interrupciones verbales, no hubo más palabras este viernes, cuando compartió escenario con otros cinco excelentes músicos.
Casi podría decirse que evitando toda forma de populismo en un estadio en el que también ondeaban banderas cubanas con pintadas exigiendo el levantamiento del bloqueo a la isla, el cofundador de la Nueva Trova evitó toda alusión directa a uno de sus próceres personales: El Che, a quien a lo largo de su carrera ha dedicado numerosas composiciones.