Vargas Llosa también destacó que el español es ''una lengua viva, dinámica y en expansión''.
EFECIUDAD DE PANAMÁ.- El escritor peruano Mario Vargas Llosa afirmó el lunes en Panamá que es un "orgullo" pertenecer a la creciente comunidad mundial de hispanohablantes, que hablan y se comunican en una lengua española que está "viva y en expansión".
"Debemos sentirnos orgullosos y reconocer que es un gran privilegio pertenecer al mundo de la lengua española", señaló Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, en el acto de inauguración del XIV Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), que se celebra en la capital panameña hasta el viernes próximo.
"Somos por lo menos cuatrocientos millones (de hispanohablantes) y acaso nos acercamos a los quinientos millones en el mundo entero, unidos por esa corriente sanguínea que es hablar una misma lengua", indicó Vargas Llosa.
El novelista añadió que la lengua española puede lucir "orgullosamente" ante el mundo entero una "riquísima tradición de poetas, de dramaturgos, de novelistas, cuentistas, ensayistas que desde hace muchos siglos han roto la barrera del campanario y la provincia, enriqueciendo la lengua, la sensibilidad y la cultura universal".
No obstante, matizó que esta lengua no es importante por la gran cantidad de personas que la hablan en el mundo, sino porque es "una lengua viva, dinámica y en expansión".
Vargas Llosa alentó a los jóvenes escritores vanguardistas a que no piensen que la lengua española tiene en las academias una especie de sarcófago en la que puede perder su vitalidad.
Miembro de la Real Academia Española, Vargas Llosa aseguró que "nada de esto ocurre" en las sesiones académicas, en las que, dijo, "la lengua suena con la misma elocuencia, desenvoltura y la misma picardía y la misma libertad con que suena en las calles de nuestras ciudades, incluso en los bares y hasta en las cantinas".
Asimismo, el escritor y Premio Nobel de Literatura expresó que también es bueno que las academias de la lengua española tengan abiertas "sus puertas y ventanas, enriqueciéndose constantemente con ese flujo de innovación que es la lengua de la calle".
"Y es importante que no cierre las puertas y las ventanas a los jóvenes vanguardistas y futuristas, demostrándoles que la modernidad y la tradición no están reñidas, que la modernidad y la tradición pueden ser el anverso y el reverso de una misma moneda y de una idéntica importancia cultural", subrayó.