Los discos colectivos en tributo ya no suelen concentrarse en tótems musicales y sus cancioneros, sino en obras específicas. El giro en boga permite que en este nuevo homenaje a los veinte años del Achtung baby, de U2, figuren artistas que incluso han manifestado públicamente su disgusto con la banda de Bono (como Patti Smith), pues lo que domina es el saludo a un álbum excepcional y no a los vaivenes musicales e ideológicos de sus autores. En 1991, Achtung baby no fue sólo una colección impresionante de hits, sino un trabajo que sintetizó de manera magistral el encuentro entre rock y electrónica que entonces definía al pop de avanzada, además del barniz de cosmopolitismo que U2 necesitaba para instalarse como el gran referente musical de esa década.
Su tributo es, como suelen serlo estos proyectos, una oferta dispareja, pero muy por encima de la expectativa, pues sus cumbres son, de verdad, reversiones inteligentes y poderosas. Lo mejor es partir por los grandes nombres: Nine Inch Nails, Garbage, Depeche Mode y Jack White (White Stripes), se encargan respectivamente de versiones para "Zoo station", "Who’s gonna ride your wild horses", "So cruel" y "Love is blindness" que merecen la escucha repetida, por el ingenio y profundidad. Pero aquí nadie se luce más que Patti Smith con un cover seco, bluesero y desafiante de "Until the end of the world". Su versión es todo lo displiscente que jamás podrá ser el canto de Bono, y zanja, en tres minutos, la diferencia insalvable que siempre existirá entre una estrella y una leyenda. Damien Rice es de una predictibilidad total para abordar "One" -ese mismo canto lastimero y seudomelancólico que a tantos engancha- y The Killers no logran encender "Ultraviolet". Pero incluso esas tibiezas se entienden en un proyecto de elogiable diversidad, lanzado sin gran ruido marketero, como un saludo a los fans de un álbum que aún es capaz de contagiar su brillo.