''Fuimos los tenores más populares del momento'', comentó Carreras acerca del fenómeno de de 1990, ''Los tres tenores'', junto a Plácido Domingo y Luciano Pavarotti.
AFPMADRID.- Recién separado de su segunda esposa y con un libro de memorias que acaba de salir al mercado, el tenor español José Carreras cumple 65 años el próximo 5 de diciembre, una edad a la que muchos se jubilan pero en la que él sigue en activo. Porque subir al escenario sigue haciéndole "feliz".
"Es un buen momento para mirar por el retrovisor e intentar explicar quién soy a partir de las vivencias que he tenido", dijo hace poco, con motivo de la presentación de "A viva voz", el libro escrito junto al periodista Mrius Carol en el que repasa su vida.
Su historia comenzó en el barrio de Sants de Barcelona, una etapa de la que sigue conservando a sus amigos, con los que se reúne mensualmente para comer. Y fue en aquellos años de niñez, a los ocho, cuando de la mano de su padre, un agente de la policía local, asistió a una función de "Aída" en el Liceo de Barcelona, con la gran Renata Tebaldi en el papel estelar. Entonces, decidió que un día estaría él allí, sobre las tablas.
Sus compañeros de clase lo llamaban "Rigoletto" porque no dejaba de cantar "La donna e mobile". Y entonces el maestro José Iturbi (1898-1980) le ofreció encarnar al niño Trujumán en "El retablo de Maese Pedro", de Manuel de Falla, en el Liceo. Tenía 11 años y Carreras se lanzó a ello. Ya había dado que hablar en los diarios españoles un par de años antes, después de cantar en un programa benéfico de Radio Nacional de España (RNE).
El joven Carreras estudió en el Conservatorio Superior de Música del Liceo. Y fue también allí donde debutó como tenor, en el papel del romano Flavio en "Norma", de Bellini. Lo hizo junto a la soprano española Montserrat Caballé, que se convertiría en su gran mentora y protectora.
De su Barcelona natal, dio el salto a Londres, Nueva York, Milán... Y en 1976 debutó en Salzburgo, interpretando el "Don Carlo" bajo la batuta de Herbert von Karajan, de quien fue el tenor preferido. El director austríaco le dijo una vez: "¿Sabe por qué usted gusta tanto? Porque cada una de las personas en la sala cree que canta sólo para ella".
También ha cantado bajo la dirección de otros grandes como Leonard Bernstein o Claudio Abbado. Gran intérprete de Verdi y Puccini, para los críticos, su voz esmaltada y armónica encarna "el sonido del corazón".
Su gran éxito comercial lo consiguió junto a dos buenos amigos: el también español Plácido Domingo y el italiano Luciano Pavarotti, con el fenómeno de "Los tres tenores", que surgió en 1990 con motivo del Mundial de Fútbol en Italia. "Fuimos los tenores más populares del momento", ha dicho alguna vez, como también ha admitido que echa de menos al fallecido Pavarotti.
Según ha explicado alguna vez, el peor momento de su carrera fue el incendio que en 1994 destruyó el Liceo de Barcelona. "Fue como si se hubiera quemado mi propia casa", explicó.
En lo personal, el golpe le había llegado antes, cuando en 1987 y con 40 años le diagnosticaron una leucemia linfoblástica aguda. Estaba en lo más alto de su carrera. "Si salgo de ésta y gano la batalla, volveré a cantar", se dijo. Y lo hizo.
Se sometió a un autotrasplante de médula en Estados Unidos -sin anestesia general por miedo a que la intubación le dañara las cuerdas vocales-. Hizo una terapia de rehabilitación. Y un año después reapareció sobre el escenario en Barcelona, en un concierto gratuito ante 150.000 personas, entre ellas la Reina Sofía.
No obstante, la leucemia lo llevó a pisar un poco el freno y a reducir el ritmo de sus actuaciones. En lo que más centrado está actualmente es en los conciertos y recitales.
Con el objetivo de devolver de alguna manera todo el afecto que recibió durante su convalecencia y ayudar a quienes sufren la misma dolencia, en 1988 creó la Fundación Internacional José Carreras contra la Leucemia (www.fcarreras.es), una organización que apoya económicamente las investigaciones contra la enfermedad y que mantiene un banco de donantes de médula ósea.
La institución tiene su sede en Barcelona, su ciudad natal, pero también está presente en Estados Unidos, Suiza y Alemania. "Me sentí en deuda con la sociedad", ha explicado.
"Los artistas debemos usar toda nuestra popularidad para poder devolver a la sociedad al menos algo de lo que ella nos ofrece".Y a los 65 años no piensa aún en retirarse. Mientras pueda, seguirá subiéndose a los escenarios "para transmitir emociones al público".