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Talk that talk

El sexto álbum de la joven cantante barbadense, es acaso el más atrevido y bailable de su discografía hasta ahora.

16 de Diciembre de 2011 | 23:01 |
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No habrá modo de escapar de estas canciones. Hay discos de concepto y hay discos de singles radiales, y no cabe duda dónde se ubica esta producción recién trabajada entre la nativa de Barbados y un equipo de ¡17! productores asociados. Esto no es exactamente un álbum: Es una campaña de promoción pop cuya efectividad se medirá en alcance numérico, y mantendrá ocupada a mucha gente hasta agotar la última gota de potencial impacto. Ha sido tal el éxito de Rihanna, que ya van seis álbumes y ella aún no cumple los 24 años. La caja registradora no ha tenido esa pausa que la buena música necesita.

Talk that talk es un disco de baile, cuyo carácter distintivo descansa en el estereotipo que presenta a la joven como una bomba sexual siempre insatisfecha (mire usted la carátula), dispuesta a cantar sobre y desde el atrevimiento. Uno puede entender lo de los gemidos, metáforas húmedas y hasta la sugerencia al emborrachamiento de la pasión ("Drunk on love"), pero cuando la cantante se compara con una torta de cumpleaños en "Birthday cake" («yo sé que quieres morderla») uno asume que el equipo de asesores ha llegado un poco lejos, y es necesario exigir la inventiva menos obvia que ha levantado antes al buen pop erótico. El punto medio de una Rihanna voraz pero juguetona está mucho mejor logrado en su single junto al DJ Calvin Harris, "We found love", que junto a "Where have you been" de seguro saltarán a las pistas de baile antes de que llegue marzo.

La apuesta de chica mala triunfa en una primera escucha, pero no sortea bien dos riesgos obvios: uno, Rihanna ya no suena creíble cuando intenta vendernos mensajes de amor humanitario ("We all want love") o de mayor dominio autoral. Ella no es M.I.A., y ni las asombrosas bases hip-hop de un tema como "Watch’n learn" la salvan de la impresión de estar ante una intérprete ahora estrujada por una ansiedad comercial a cuya actual producción la define el apuro.

—Marisol García

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