A estas alturas resulta difícil —pero no imposible— disociar al Justin Bieber "mediático" del "artístico". Y si el primero resulta adorable para las adolescentes e insoportable para los adultos, su faceta exclusivamente de cantante es más que correcta. No es casual que en las entrevistas, cuando le preguntan hacia dónde quiere llegar, él responda sin ninguna ironía: "A ser como Michael Jackson". Hasta el momento, el chico ha sido obediente, ha ampliado sus capacidades vocales y ha aceptado cumplir con ese rito obligado para toda estrella pop que se precie de tal: el disco navideño.
Esta vez, el disco es en esencia ese R&B contemporáneo que tanto gusta en Estados Unidos. Bases programadas, instrumentación discreta y mucho espacio para lucir la voz: "Mistletoe", la tradicional "Santa Claus is coming to town" (con airecillo a Jackson 5) o "Fa la la". Todo suena correcto, carente de sorpresas. En definitiva, como música de fondo mientras se cena o se reparten regalos. Algo más arriesgada es "Drummer boy", donde aprovechando la temática del tradicional villancico, la producción dotó de unas percusiones potentes y agresivas, con rapeo de Busta Rhymes. El tema, junto al difundido "All I want for Christmas is you", a dúo con Mariah Carey, se convierten en lo más interesante del disco. Este último, un claro homenaje a esa obra maestra de los discos navideños: A Christmas gift for you, de Phil Spector.
En el fondo este álbum, además de certificar las capacidades artísticas del cantante (aunque "Silent night" casi a capella tenga sospechosos filtros), sirve para ganar algo de tiempo antes de grabar un nuevo disco. El respaldo de estrellas como Usher, Boyz II Men o la misma Carey, parece indicar que al menos tiene buenos aliados, frente a las críticas más centradas en su figura mediática que en su verdadero talento, que al parecer no ha dejado de trabajar.
—Juan Carlos Ramírez