Es cosa de mirarlos. El cuidado puesto en su video, sus fotos y su carátula no es sólo la natural preocupación visual de un grupo en promoción, sino la propuesta amplia de un colectivo creativo con una estética bien definida, cosmopolita, ventilada. Astro es aire fresco, y su música luminosa acompañará con gracia y soltura este verano.
Se adhieren al oído tracks puntuales, como "Ciervos" o la fascinante "Colombo", pero Astro funciona como un flujo continuo de estímulos sonoros, inútiles de disectar ni separar. Sobre secuencias electrónicas, la banda enhebra voces, cuerdas eléctricas y percusión entrecortada, a la manera de un caleidoscopio sonoro, que se enrosca sobre sí mismo y vuelve a ofrecer nuevos tonos y armonías. Existen referentes extranjeros para este tipo de neosicodelia (MGTM, Animal Collective), pero es innegable la firmeza con la que Astro dirige su propia creación, distinguible, entre otras razones, por la gracia de su poesía delirante sobre conejos que se ponen a bailar, bombas de hidrógeno y empacho de cerezas.
Éste es el trabajo de un cuarteto que se permite ampliar lo que convencionalmente se entiende cabe dentro de una canción, y regalarle con ese desprejuicio nuevos tintes a su molde musical; ubicándolo entre lo más atrevido, colorido y desafiante de la bullente temporada local de cosechas pop.
—Marisol García