Algunos podrán recordarla en el comercial de una gaseosa u otro que haya grabado en los tempranos 90. Otros, porque cuando los canales de música efectivamente emitían videos, cada tanto aparecía al frente de un grupo llamado Plum junto su novio de entonces, Charly Alberti. Alguno quizás sabrá más de su historia personal, y la recordará como pareja de Gustavo Cerati...
De todo eso ya han pasado varios años, pero el rostro de Deborah de Corral nunca dejó de parecer familiar: Su figura quedó congelada entre el modelaje, la chica linda que quiere cantar y sus mediáticas conquistas.
Pero lo cierto es que de buena parte de ello hoy es sólo una "ex". La argentina optó por transformarse en artista de tiempo completo, y esperó lo que fuera necesario para darse por graduada. Así, hace sólo algunas semanas y 16 años después de su primera aventura musical, lanzó el que recién es su primer disco, Nunca o una eternidad.
"No es que me haya demorado, es que no tenía un disco. Venía componiendo, pero nunca había reunido un grupo de canciones como para levantar un disco. Recién en 2010 me puse a componer muy intensivamente, porque me sentí preparada y lista para hacerlo, experimentando y probando distintas cosas", cuenta desde Buenos Aires.
Así dio vida a un álbum de pop refrescante y colorido, en el que de algún modo se plasma la nutrida herencia musical de Del Corral, que va de Plum (1995) hasta una reciente colaboración con INXS.
El resultado "se parece mucho a mí", cuenta, y agrega que "es bastante variopinto, colorido. Las canciones son muy distintas entre sí, pero como pasa en las familias, de alguna manera extraña todo tiene sentido".
En ello influyó también un envidiable cuerpo de colaboradores, en el que figuran Juan Campodónico, Luciano Supervielle y Alejandro Terán, además de los chilenos Koko Stambuk y Cristián Heyne.
El ex Glup participó en el proceso de composición de algunas de las canciones, algo a lo que Deborah del Corral se mostró en principio reticente, ya que "tenía cierto temor de coescribir, porque nunca lo había hecho".
"Pero llegó Koko y obviamente dio por tierra todas mis barreras y mis prejuicios", asegura. "Koko es un genio, sin querer me abrió un panorama de herramientas de composición y salí súper fortalecida. Empecé a componer muchísimo más y mejor. Temas que compuse sola, no hubieran sido posibles si no hubiera trabajado antes con Koko".
Sobre Heyne, en tanto, cuenta que él mismo le ofreció participar en el disco, luego de escuchar las canciones en la casa de Stambuk en México. "Realmente el encuentro con estos dos personajes chilenos fue muy importante", resume.
Pero ése no debería ser el único vínculo de este disco con Chile. Antes de que termine enero Nunca o una eternidad debería llegar también a tiendas locales, días en los que además Deborah del Corral podría presentarlo en vivo: "Por ahí estaremos yendo a hacer al menos un poco de promo, y tal vez un showcito chiquito".