Según Hidalgo, los episodios de celos comenzaron en el pololeo de la pareja, y se tornaron dramáticos en los siete años de matrimonio.
El MercurioSANTIAGO.- Violencia física, celopatía, consumo excesivo y cotidiano de alcohol, drogas e impedimentos para trabajar como modelo. De todo ello acusa la argentina Belén Hidalgo a su ex marido, el cantante y empresario Miguel Piñera, en la dramática demanda de divorcio que presentó en su contra, el pasado 7 de noviembre.
A través del documento, dado a conocer por el sitio web "Cambio 21", la modelo solicita el fin del matrimonio y una indemnización de $350 millones. Pero allí además incluye un relato pormernorizado de hechos que habrían ocurrido durante los siete años que estuvieron casados, además de actitudes constantes de Piñera en su contra.
"Durante todo el tiempo que duró nuestra vida matrimonial nunca se llegó a concretar una verdadera armonía familiar. Desde nuestro pololeo se evidenciaron conductas del demandado de celopatía y consumo en exceso de bebidas alcohólicas, conductas que en ese momento perdoné, pero que se agudizaron durante el matrimonio, incluyendo también el consumo habitual de drogas. Drogas que mezclaba habitualmente con alcohol y medicamentos sujetos a control psicotrópico", dice el inicio del relato.
De esas conductas, Piñera habría pasado luego a la violencia física, "situaciones que no denuncié en su oportunidad por las amenazas de las que fui objeto, incluso de muerte, pero que probaré en la oportunidad procesal correspondiente", agrega la modelo.
Al respecto, recuerda varios episodios, como uno sufrido en 2010 en el departamento que compartían, meses después de una mudanza: "Con varios tragos de más, me empujó, se me tiró encima y me pegó cachetadas. Le suplicaba que no me pegara, que me dejara tranquila".
"Otro hecho de violencia, ocurrió en el mes de febrero del año 2011, en el Casino Enjoy de Viña del Mar. Estábamos en la caja del casino cambiando plata, y de repente me dijo: 'Qué miras, no mires mi plata'. Le contesté que no estaba mirando su plata, que no me interesaba. El había consumido alcohol. Se molestó por mi respuesta y me pegó una patada en el estómago. Muchas personas vieron cuando me pegó. Los guardias del lugar llegaron a ver qué pasaba, y él como siempre enfurecido, alterado y en forma muy violenta, gritaba 'déjenme tranquilo, no saben quién soy, soy el hermano del Presidente de la República de Chile, hago lo que quiero' ".
Luego de eso, Piñera e Hidalgo habrían ido al Palacio Presidencial de Cerro Castillo, "donde nos quedamos por ese fin de semana y él siguió tornando alcohol. Mi miedo hacia él era de tal magnitud, ya que me perseguía por la casa gritándome que me iba a matar, que me pegaría, por lo que me escondí debajo de la cama de la pieza de servicio. Cuando él se durmió, saqué mis cosas y me vine a Santiago, aterrada".
Según Hidalgo, "para ocultar sus celos y los golpes que me daba, (Piñera) me llevaba de viaje a distintos países del mundo, en especial al Caribe, donde el demandado era dueño de un pub discoteca en Playa del Carmen (México), donde mi cónyuge realizaba sus negocios y se entregaba a sus excesos".
La argentina asegura que la recurrencia de esos viajes, además de los celos de Piñera hacia sus trabajos como modelo, y escándalos que habría protagonizado en lugares en que se desempeñó, determinaron que no pudiera realizar adecuadamente una actividad remunerada en sus siete años juntos.
Por ello, solicitó la millonaria indemnización, que tras un acuerdo entre ambas partes finalizó en el pago de $70 millones por parte de Piñera a Hidalgo.
Sin embargo, el término de ese proceso no marcará el fin del episodio para el hermano del Presidente. Tras conocer la demanda, los diputados Gabriel Silber y Gabriel Ascencio enviaron oficios pidiendo explicaciones específicamente por el episodio ocurrido en Cerro Castillo.
Los parlamentarios enviaron el documento al administrador del Palacio Presidencial, al jefe de la Guardia Presidencial y al jefe de zona de Carabineros, buscando aclarar quiénes se encontraban presentes ese día y si se tomaron las medidas necesarias para atajar el supuesto episodio de violencia.