NUEVA YORK.- En una época de descargas musicales casi instantáneas, de reproductores de MP3 minúsculos, y de alta demanda por iPods, los vinilos sigue siendo un formato que se niega a morir.
Es más, no sólo siguen vendiéndose en las disquerías, sino que está creciendo su producción y demanda. Así lo estiman al menos los empresarios que se dedican a la producción de este formato en Estados Unidos.
Thomas Bernich, propietario de una fábrica de vinilos en Nueva York (cabe destacar que la producción de éstos es escasa en Latinoamérica y las tiendas chilenas suelen importarlos desde el extranjero), afirma que "la industria está creciendo".
Bernich lanzó su comercio con muy poco dinero hace unos diez años. Ahora tiene cuatro empleados fijos y dos a medio tiempo, fabrica unos 250 mil vinilos por año y planea duplicar su capacidad de producción.
Alan Bayer, propietario del comercio online de venta de vinylrevinyl señala que el vinilo se niega a seguir los pasos del cassette o el CD.
"Los únicos comercios de música que han logrado sobrevivir en mi área son aquellos que dedican un importante porcentaje de su espacio a los vinilos", indica.
Los compradores de vinilos tienen diferentes argumentos para defenderlos. Los puristas, por ejemplo, aseguran que la música suena mejor en los vinilos que los archivos digitales comprimidos, mientras que los coleccionistas acechan por ejemplares raros y sin rayaduras.
Los jóvenes DJ’s, por otra parte, han convertido la vieja tecnología en elementos imprescindibles, y las bandas buscan hacerse un nombre encargando ellas mismas vinilos como un modo de destacarse en el océano de YouTube.
"Le damos a una banda un disco, ellos hacen 300, después conducen por todo el país durante el verano tocándolo y los discos se venden hasta el último en la parte de atrás de la camioneta", explica Bernich.
Además de ayudar a crear una base de fanáticos, las bandas nuevas con un vinilo encuentran a menudo sellos discográficos que "las toman en serio".
Scott Neuman, presidente de ForeverVinyl, otro comercio en línea, asegura que las ventas de vinilos nuevos está superando por primera vez la de los usados.
Mientras tanto, este último mercado "está siendo inundado" de gente que vende antiguas adquisiciones para tratar de ganarse unos dólares.
Los vendedores minoristas pagan alrededor de 120 pesos (25 centavos) por un vinilo y los revenden entre uno y cinco dólares, según Neuman. Sin embargo, las ediciones más raras se venden en más de cincuenta mil pesos.
Neuman dijo haber obtenido cinco millones de pesos por una cubierta del álbum "Street Fighting Man" de The Rolling Stones, que fue retirada del mercado poco después de su publicación por mostrar a un policía pegándole a un civil.
Los fanáticos afirman que hay un atractivo físico en el vinilo y el ritual del tocadiscos que no existe con el MP3 o el CD.
Bernich asegura que producir discos no es solo diversión. "Es un trabajo duro y mal pago", señala, comparando su fabricación, que depende de variables como la temperatura del aire o los inconsistentes componentes químicos del vinilo.