LONDRES.- La supermodelo británica Kate Moss es bastante reacia a hablar con la prensa, pues detesta entregar detalles de sus actividades y, por lo mismo, no aprueba la utilización de Twitter.
La modelo interrumpió su silencio habitual en el marco de la campaña de promoción de la nueva colección de la firma española Mango, de la que es imagen y que presentó esta semana en Londres.
"No puedo imaginar algo peor que exponer lo que estoy haciendo en todo momento. Simplemente no lo entiendo. No lo pillo en absoluto. ¿Por qué querrían saberlo?", dijo Moss, entre risas, al referirse a la red social.
"Intento justamente lo contrario, que nadie sepa nada de lo que hago", agregó.
Aunque no reniega de los aspectos positivos de la fama, la modelo reconoce que le gustaría no sentirse tan observada cuando entra en un supermercado.
"Intento llevar una vida lo más normal posible, pero a veces es un poco molesto. Aunque entiendo que no es un gran problema", admitió Moss, desde hace años una de las figuras más cotizadas de la industria de la moda y que ha sido imagen de marcas como Topshop, Rimmel o Longchamp.
La modelo no entrega detalles de su vida, pero cede para explicar cómo es un sábado normal para ella: "Ir a un pub y ver telebasura. Me encanta la telebasura".
Habitual de las portadas de los diarios sensacionalistas británicos por su afición a los excesos, Moss se casó el pasado verano con el guitarrista de The Kills, Jamie Hince.
Hince y su hija de once años, Lila Grace, fruto de una relación anterior, le han aportado estabilidad, algo en lo que también influyó en su día el pintor Lucian Freud, fallecido en julio pasado.
"He conocido a montones de personas interesantes, pero Lucian Freud es el único que sobresale porque pasé mucho tiempo con él. Me enseñó disciplina, algo que nadie me había enseñado antes", reconoció la modelo.