El cuadro estará en el Museo del Prado hasta el 13 de marzo.
EFEMADRID.- La Gioconda del Museo del Prado fue presentada hoy en sociedad, después de que un estudio técnico y un afanoso proceso de restauración revelasen que se trata de la copia más antigua y de la versión más importante que se conoce hasta la fecha del famoso retrato de Leonardo da Vinci.
La sala 49 del Prado se quedó chica para albergar a todos los que se acercaron al museo para verla antes de que el 13 de marzo emprenda viaje a París para participar en una exposición temporal del Louvre dedicada a Da Vinci.
Durante años se exhibió en el Museo del Prado, al que pertenece desde su fundación, sin que se le otorgara un gran valor. Estaba considerada una copia más entre tantas del lienzo que atesora el Louvre. Era una Gioconda sobre un fondo oscuro y figuraba oficialmente como una copia antigua anónima del primer cuarto del siglo XVI, pintada sobre tabla de chopo.
Pero hace dos años, un equipo del museo con la investigadora Ana González Mazo a la cabeza inició un estudio técnico del cuadro para poder restaurarlo. El Louvre lo había pedido prestado para la exposición "La última obra de Leonardo da Vinci. La Santa Ana", que arranca el próximo 29 de marzo, por lo que había que prepararlo. Entonces llegó la sorpresa.
Una reflectología infrarroja y un examen de la superficie con luz rasante descubrieron que bajo el fondo negro existía un paisaje. Y los análisis químicos concluyeron que ese fondo oscuro había sido pintado con posterioridad a 1750.
Los expertos del Prado se pusieron entonces manos a la obra y, tras el análisis de la información, comenzaron con una limpieza y restauración del retrato que reveló un paisaje de tonalidades verdes, extraordinariamente similar al de la obra original de Da Vinci.
La conclusión de los estudios y los análisis es que ésta no es, como se pensaba, una copia cualquiera de la "Mona Lisa". Se trata de una copia que salió directamente del taller florentino de Da Vinci y que fue pintada por uno de sus discípulos a la vez que el maestro pintaba la suya, entre los años 1503 y 1506.
"Tanto el dibujo como las correcciones que iba haciendo Leonardo las iba repitiendo el autor de la copia del Prado. Sólo lo puede hacer alguien que está trabajando al lado del maestro", explicó la investigadora Ana González Mazo.
El autor de la tabla, con gran probabilidad Francesco Melzi, uno de los discípulos preferidos de Da Vinci, dibujó los mismos elementos que el maestro, incluidos los que ninguno de los dos pintaron posteriormente y, por tanto, no son visibles en la superficie pictórica. Desde el dibujo preparatorio y casi hasta los últimos estadios, repitió el paulatino proceso creativo de la Gioconda, aunque sin pretender hacerse pasar por ella.
Todo esto se traduce ahora, más de 600 años después, en una mayor comprensión de la obra de Da Vinci y de los procedimientos que se empleaban en su taller. Esta tabla posee además la gran ventaja de que tiene un estado de conservación mucho mejor que la original. Presenta una mayor nitidez y permite apreciar elementos, como la cenefa del escote de la modelo o los pliegues en su atuendo, que en la obra de Da Vinci apenas ya se intuyen.
"Invita a mirar con unos ojos completamente distintos la obra original", en palabras del jefe del departamento de pintura italiana del Museo del Prado, Miguel Falomir. Se ha desechado "la visión romántica de que Da Vinci trabajaba solo".
Desde hoy y hasta el próximo 13 de marzo, los visitantes del Museo del Prado pueden ver el cuadro en la sala 49. Después, la gemela de la Gioconda viajará a París para la exposición temporal sobre Da Vinci que albergará el Louvre entre el 29 de marzo y el 25 de junio. De momento, las dos gemelas no podrán unirse, porque la "Mona Lisa" de Da Vinci no puede moverse de sala, pero la intención es reunirlas algún día.
Tras su estancia en París, la tabla regresará a casa para instalarse definitivamente en la sala 56 B del Museo del Prado. A su lado exhibirá ya un cartel que la catalogará como "La Gioconda, taller de Leonardo".