Con look 'Biophilia', la islandesa llegará por tercera vez a Chile. De las anteriores recuerda ''haber estado con el octeto de cuerdas en 1998, y comprar regalos de Navidad en 2007. Ambos muy buenos momentos''.
El MercurioSANTIAGO.- "¡Estoy muy emocionada! Nunca he estado en Lollapalooza, así es que no tengo ninguna idea formada sobre lo que podría ser. ¡Pero ya estoy arriba!", dice con entusiasmo la islandesa Björk, a días de su presentación en la edición chilena del festival.
Para muchos, el ímpetu podría resultar llamativo en la imagen que hoy transmite la artista, lejos del pop electrónico que la hizo emblemática en los 90 y sin la menor preocupación por los "hits". En cambio, la experimentación y el cambio parecen ser los únicos motores a los que aún se aferra, le guste o no a sus fans.
Pero que esa figura no lleve a engaños. Aunque sea de la mano de las más crípticas piezas de álbumes como Medulla (2004) o el más reciente Biophilia (2011), la islandesa deja en claro que aún quiere divertirse sobre el escenario, y que es eso lo que buscará transmitir este sábado en el Parque O'Higgins.
"Tenemos algunos instrumentos nuevos. Siento que es importante expandirse en la música. ¡Pero también es importante escapar del aburrimiento, y divertirse!", dice sobre su tercera ocasión en Chile —las anteriores fueron en 1998 y 2007—, que estará centrada en "las canciones de Biophilia, con algunos viejos temas metidos por allí".
Así, en el ambiente predominará el tono experimental de ese último disco, aunque la islandesa prefiere hacer siempre la precisión: "Un CD es diferente de un APP album", dice en relación con un trabajo pensado desde y para un iPad.
Esas emociones y búsquedas son las que buscará plasmar en un espectáculo que promete ser uno de los más llamativos y complejos de Lollapalooza, siempre con recursos que dejen la puerta abierta al asombro.
Esta vez, un coro de 24 personas y llamativos efectos láser son algunos de los aspectos que buscarán cautivar a la audiencia, muestras de un empeño en el que Björk no ceja. "Siento que un buen show en vivo todavía es mi experiencia musical favorita. Siempre es diferente haber estado allí juntos", dice.
Pero con lo que seguro no se encontrarán los seguidores de la islandesa es con buena parte de su repertorio más popular, plasmado en los discos Debut (1993), Post (1995) y Homogenic (1997). "Estoy aburrida con muchas de esas canciones, pero si pasa un tiempo largo y suficiente entre cada vez que las toco, ocasionalmente me suenan frescas", confiesa.
Y aunque reconoce que "me encanta el pop" —tal como "también me encantan muchos otros tipos de música"—, sus próximos pasos deberían avanzar aun más por la impredecible ruta en que hoy se encuentra. La misma Björk lo deja claro: "Todavía estoy buscando esa canción perfecta. O debería decir 'canciones perfectas'. Ellas pueden tener muchas características diferentes".