EMOLTV

MDNA

En su nuevo disco Madonna viene a vender pop superproducido, culto a la imagen y algo de vida privada para ventilar en público. Obvio que funciona.

30 de Marzo de 2012 | 12:05 |
imagen

Es marzo de 2012 y durante las últimas horas Madonna ha estado en primer plano por asuntos de política internacional como su relación bilateral con Malawi, país africano cuyas autoridades se han declarado "hartas" a raíz del fiasco de campaña humanitaria que la cantante anunció allí en 2009, o como la polémica que ella anticipó al calificar de "atrocidad ridícula" cierta legislación homofóbica promulgada en Rusia meses antes del show que dará en agosto en San Petersburgo para presentar su nuevo álbum, MDNA. Pero al contrario de noticias como ésas, no es la situación mundial lo que mueve a la cantante en ese disco ni es la Madonna disfrazada de guerrillera de American life (2003) la que viene a venderlo, sino todo lo contrario.

La Madonna de MDNA trae pop superproducido, culto a la imagen, algo de vida privada para ventilar en público y citas a sí misma, primero que todo en el sonido, que es en gran medida una ofensiva de esa música para la pista de baile sobre la que ella ha construido buena parte de su imperio. Marlon Brando y James Dean desfilan aquí en la canción "Superstar" tal como lo hacían en "Vogue" (1990); la Virgen María y Jesucristo se aparecen en "I'm a sinner" en recuerdo de la imaginería católica que Madonna explotó en los '80, y ella da la bienvenida a MDNA con un link a un álbum tan temprano como Like a prayer (1989), en un discurso de contrición donde habla de la ofensa a Dios, del perdón de los pecados y de su intención fallida de ser buena.

De vuelta en 2012, esa intención fallida se relaciona además con el supuesto de que éste sea una especie de "disco del divorcio" tras el matrimonio de la cantante con el cineasta Guy Ritchie. "Despierta, ex-esposa / Ésta es tu vida / los niños a tu cargo (…) Traté de ser una niña buena / Traté de ser la esposa perfecta (…) Traté de convertirme en todo lo que esperabas de mí / Y fue un fracaso / Y me importa un carajo" es parte del ajuste de cuentas de la canción "I don't give a". Y los especialistas en esto han detectado más versos afines en "Gang bang" y en los juegos de palabras sobre amor y dinero de "Love spent", con una cita al hit de ABBA "Gimme gimme gimme", que por lo demás Madonna ya había citado en "Hung up", de su disco Confessions on a dance floor (2005).

Entre las dieciséis pistas de MDNA hay espacio para muchas opciones, entre un despliegue demoledor de programaciones y bases electrónicas que se extiende sin interrupción a lo largo de las primeras nueve canciones, una zona de baladas y varios hits absolutos para la radio, el club y el estadio como "Superstar" o "Turn up the radio", inscrita desde ya entre las mejores melodías de la cantante. Es otra muestra del método Madonna, la mujer de negocios más millonaria del pop internacional. Compra credibilidad: ahí están invitadas al disco una artista tan desafiante como M.I.A. y una cantante y rapera reciente como Nicki Minaj. Y compra producción: si en Hard candy (2008), su disco previo, contrató a Timbaland, The Neptunes y Justin Timberlake en masa, ahora recluta a una serie nueva de productores y en medio a William Orbit, con quien grabó el exitoso Ray of light (1998).

Sobre esa base hay también espacio para la autoafirmación aquí, sobre todo si uno cree en la carrera por la celebridad que esta mujer está corriendo contra nuevas competidoras como Lady Gaga, Katy Perry, Rihanna o incuso Beyoncé. Entonces las mencionadas M.I.A. y Nicky Minaj son invitadas, sí, pero invitadas a rendir pleitesía. "L.U.V. Madonna", cantan a dúo como declaración de amor por la anfitriona en el single "Give me all your loving", y Nicki Minaj hace mejor la tarea sola: "Hay sólo una reina, y es Madonna, puta", avisa en "I don't give a". "Soy adicta", declara a su vez la dueña de casa en la canción donde su nombre está reducido a la sigla MDNA. Y de paso es obvio lo parecido que suena ese título con la abreviatura para el nombre de la droga conocida como éxtasis: MDMA. Es obvio: lo contrario de sorprendente. Obvio que funciona.

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?