Sobre todo en el mundo del hip hop y la electrónica, DJ Caso ha desempeñado hasta ahora un rol similar al que hace un tiempo jugaba Cuti Aste en el mundo del pop y el rock: Un eterno colaborador, el jugador clave que salva cualquier situación, y que por lo mismo es requerido transversalmente para engrosar diversos equipos. Una extensa lista que, en el caso de Sebastián Rojas, va de Javiera Parra y Los Imposibles a nombres más indie como CHC, entre otros que han acudido en diversas ocasiones a la habilidad del DJ en tornamesas y consolas varias. El recorrido no sólo da cuenta de la versatilidad y buena llegada del músico; también habla de sus inquietudes.
Pero si ese legado estaba hasta hoy disperso en trabajos de otros, ahora parece quedar reunido de una vez en Cajón de sastre, el primer álbum con todas las de la ley que Caso se anima a lanzar, y con clarificador título. Porque en este disco, tal como en esas cajoneras, hay de lo que se busque: Desde piezas de inspiración chill-out, hasta hip hop de calle o electrónica de pista.
Los 17 cortes del disco avanzan precisamente en esa dirección, con la apertura de moral lounge que ofrece "All the light" y el tono incidental de "Bird". En ese mismo segmento ya aparece el permiso para cortar y pegar que Rojas se otorga, con los fragmentos de "Buenos Aires Hora Cero" (Astor Piazzolla) filtrados por el scratching de rigor en "Hold my hand". El permiso para citar también existe, y lo expone en "Slow love", una versión nada de bailable pero igualmente sensual de "Fastlove" (George Michael), con la voz de Paz Court (Jazzimodo) al frente.
En el noveno corte, "Estamos esperando", Juan Sativo y Chico Claudio inician la transición con un hip hop de alto carácter pero escasa musculatura, la que comienza a tonificarse en la siguiente "La música". Ya en el duodécimo track la transición se acaba y empieza la fiesta en todo sentido. Porque "Que alguien me detenga" es un auténtico himno zorrón, que llama al baile mientras relata las andanzas de un supuesto rey de la pista, que le reclama al barman por el escaso ron de su combinado. Y para que todo quede redondito, el sample final es nada menos que de Vanilla Ice.
Con la huella clara del fenómeno Justice, es el borde electrónico de DJ Caso el que cierra el disco, terminando de configurar un conjunto que a la vista puede parecer un revoltijo sin rumbo, pero que en el saldo final sirve como refugio para cualquier situación. Tal como ocurre con un cajón de sastre.
—Sebastián Cerda