El Che Guevara fue llevado al cómic para España por dos italianos.
EFEMADRID.- Alberto Korda inmortalizó en 1960 a Ernesto "Che" Guevara en el que sin discusión es hasta hoy su más famoso retrato. Una imagen reproducida hasta la saciedad y convertida en un icono político, comercial y publicitario.
Esa foto es el punto de partida de una nueva novela gráfica sobre el Comandante, que se publica ahora en español.
"Estábamos convencidos de que si queríamos contar la historia del Che, teníamos que encontrar una nueva perspectiva y algo que ayudara al lector a pensar sobre el poder icónico de las imágenes", afirma el italiano Marco Rizzo, coautor junto a su compatriota Lelio Bonaccorso de "Che Guevara" (Panini Comics).
La obra constituyó "un reto", según Rizzo, ya que vuelve a una historia tantas veces llevada al cine, al cómic y a la literatura. Así, "desde el principio de esta aventura" ambos ténían claro que iban a contar su relato partiendo de la famosa fotografía, tomada el 5 de marzo de 1960 en el Cementerio Colón de La Habana, durante los funerales de más de ochenta cubanos muertos en un atentado.
Korda cedió la fotografía —titulada "Guerrillero Heroico" y que muestra al personaje en una desafiante y orgullosa expresión— al italiano Giangiamo Feltrinelli, quien la utilizó para un póster y para la portada del libro "Diario de Bolivia". Ahí comenzó la leyenda.
El fotógrafo no recibió nunca dinero por esta imagen, tanto por voluntad personal como porque en Cuba no existe el derecho de propiedad intelectual o "copyright". Sólo una vez reclamó una compensación económica (que cedió a la sanidad cubana) a una marca de vodka, explican los autores del cómic.
El trabajo para elaborar esta novela gráfica comenzó en febrero de 2011, y es una forma también de rendir homenaje a dos "obras maestras del cómic": "El hombre que mató al Che Guevara", del italiano Magnus, y "Che", de los argentinos Héctor G. Oesterheld, Alberto Breccia y Enrique Breccia.
De hecho, Bonaccorso dibuja "con trazo sucio" las secuencias del "flash-back", en recuerdo al trabajo de los argentinos, mientras que Mario Terán es retratado con los rasgos que le otorgó Magnus en "El hombre que mató al Che Guevara".
"Desde adolescente, he leído mucho sobre Che Guevara. He tenido claro que no era un santo, y él reivindicaba que no lo era. Ni santo ni héroe", explica Rizzo, quien cree que el mensaje de este hombre sigue vigente, como lo atestiguan, por ejemplo, las fotografías de la reciente revolución en Libia, con los guerrilleros opositores portando banderas con el mítico retrato.
Rizzo no oculta su simpatía y afecto por el personaje, y matiza sobre Fidel Castro: "Tuvieron una verdadera amistad al comienzo de su aventura revolucionaria, y se admiraban mutuamente. Lo que escriben el uno del otro durante la guerrilla parece sincero".
Pero el autor del guión reconoce, no obstante, que todavía hay "lagunas" en muchos episodios de la vida del Comandante, y que la verdad de la relación entre ambos "no puede ser contada si Fidel, todavía, está escribiendo el guion".
Rizzo concluye que "lo que ha ocurrido en las últimas décadas en Cuba, después de la revolución, es algo muy diferente a lo que Castro y el Che pensaron en un principio. No se puede echar sólo la culpa a Estados Unidos y a su bloqueo, sino también a la verdadera dictadura en la que vive Cuba".