''Vivimos en un período de gran confusión'', dice el Nobel de Literatura sobre el mundo de la cultura.
EFEMADRID.- El escritor Mario Vargas Llosa considera "absolutamente evidente" que la vieja idea de cultura, la que había hace cincuenta o sesenta años, “estalló en pedazos”, provocando que las personas ya no sepan diferenciar entre obras de calidad y simples productos de diversión.
El autor de novelas tan esenciales como "Conversación en la Catedral", "La casa verde" o "La fiesta del Chivo" recalca que no está "en contra del entretenimiento", ni del cine, pero lamenta la falta "confusión" existente en materia cultural.
"Me encanta el cine y puedo ver películas malas, como las de Schwarzenegger", dijo el escritor entre las risas de los asistentes que acudieron a un debate sobre su ensayo "La civilización del espectáculo" (Alfaguara), durante la entrega de los premios NH de relatos que llevan el nombre del gran escritor peruano.
"Me gusta mucho el fútbol y me exalto mucho en las tribunas, pero creo que, por mi formación, afortunadamente puedo establecer categorías entre lo que son las películas de Schwarzenegger y las de Visconti", añadió. Pero actualmente hay un público que "no está en condiciones de hacer ese tipo de discriminación", aseguró Vargas Llosa.
"Vivimos en un período de gran confusión", asegura Vargas Llosa quien insiste en que la cultura hoy día "es más diversión y entretenimiento que reflexión o indagación sobre aspectos fundamentales de la existencia humana".
Algunos celebran los cambios que se están produciendo y que "por fin la cultura llegue a todo el mundo y se haya democratizado de verdad". No obstante, el escritor dice que la expansión de las comunicaciones "ha tenido un efecto negativo porque los grandes medios de comunicación apuntan por lo general hacia lo más bajo" para alcanzar la mayor audiencia, en especial la televisión, agregó.
En todo este proceso, agregó el premio nobel de literatura, sí hay "una cierta responsabilidad" por parte de los artistas, escritores e intelectuales "por haber dado la espalda en muchos casos al gran público en razón de una moral intransigente" y por negarse a hacer "más asequible el producto cultural a fin de que pudiera llegar al gran público sin sacrificar el rigor creativo".
En ese sentido, el siglo XIX "fue ejemplar porque produjo una literatura de gran calidad y al mismo tiempo llegó al gran público", como sucedió con Víctor Hugo, Dickens o Tolstoi.
Luego, a comienzos del siglo XX, eso se comienza a perder y la literatura que se hacía "se fue encerrando en un mundo que vuelve la espalda al gran público". Ese público, afirmó Vargas Llosa, se va alimentando "cada vez más de una literatura de poca calidad, y es el que es ganado por la cultura de la imagen".
El escritor dejó claro que "hay excepciones", como el caso de "Cien años de soledad", de Gabriel García Márquez, que ha sido leído "por millones de personas y es un libro de altísima calidad".