No tiene el impacto global de cantautores tan connotados como Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, pero lo cierto es que en la trova cubana el nombre de Carlos Varela ya es toda una institución. Gracias a canciones como "Guillermo Tell" y "Una palabra", el artista se ha ubicado como verdadero referente contemporáneo en uno de los géneros que —amén del son— más ha marcado a la isla.
Porque, es cierto, el canto de guitarras y lírica sustanciosa puede tener un origen finalmente inubicable y no atribuible, pero el sello cubano camina desde hace décadas con una fuerza propia que está fuera de discusión. Así nació la Nueva Trova a fines de los 60, y así también vino una segunda generación del movimiento, con nombres como Varela, Santiago Feliú y Frank Delgado en sus filas. "Ya no existe como movimiento, pero sin duda fue uno de los fenómenos estéticos más importantes dentro de la música y la cancionística cubana de los últimos 40 años", dice Varela.
Pero aunque ya no haya cantautores organizados, y aunque la Cortina de Hierro haya caído para abrir paso a la globalización capitalista, estas voces y canciones continúan resonando en el mundo de habla hispana, Chile incluido. Eso es lo que vendrá a demostrar una vez más Varela el domingo 13 de mayo, cuando se presente en el Teatro Nescafé de las Artes.
"Con la llegada de la Nueva Trova y la inmensa obra de Silvio y Pablo, el canto con contenido social se transformó en parte esencial de la vida cultural cubana. El público cubano suele ser muy exigente, es muy sensible y conocedor, de tal manera que en nuestros conciertos se puede escuchar la respiración del espectador, y sentir cómo estallan en determinados versos, porque les toca el alma y los huesos. Son canciones que hablan de sus vidas, de sus sueños, de su pasado y del mañana que vendrá. La canción cubana, además de su altura poética y musical, transmite un sentimiento que la hace especial", dice el cantautor intentando explicar la trascendencia del canto isleño.
Por lo mismo es que cree que obras como la suya tampoco están restringidas a una sensibilidad política, sino que son completamente universales: "Mis canciones cuentan historias sobre seres humanos con ilusiones, desilusiones, amores y desamores, rabias y alegrías, y éstos son sentimientos que tenemos todos los humanos y que van más allá de cualquier geografía, religión o sensibilidad política. Algunas de mis canciones las cantan músicos de otros países, y nadie sabe quién es el autor ni se pueden imaginar que se escribieron en Cuba. Otras se han traducido a varios idiomas y la gente las hace propias. 'Una palabra' es un ejemplo de ello".
En La Habana y en Santiago
Que su obra no obedece a marcos prestablecidos, es algo que la propia historia de Varela puede decir. En cerca de tres décadas de trayectoria, el cantautor no sólo defendió a la Revolución castrista. Cuando fue necesario, también la criticó sin reparos, lo que le valió persecución y censura. "Lejos de apagarme, me fortaleció", dice hoy sobre esos momentos, y agrega concluyente que "muchos de mis censores se han ido de Cuba, y yo sigo aquí".
Por lo mismo, mira con optimismo la etapa actual que se vive en la isla. "La gente se está buscando la vida montando sus pequeñas empresas, y eso es un gran alivio para muchas familias, además de que estimula nuevas formas de trabajo, y desarrolla el lado creativo y el talento de la gente. Mucha gente se fue de Cuba porque no encontraba la manera de desarrollar sus carreras, de manera que teníamos ingenieros manejando taxis o licenciados trabajando con turistas. Los cubanos agradecen el pan que le dieron durante años, pero hoy están más interesados en tener panaderías", explica, y agrega que "que muchos cubanos estén regresando es una buena señal".
Sobre su show de este domingo, adelanta que repasará "temas de varios discos y de distintas épocas", con espacios para la intimidad y para el diálogo colectivo. "He tocado durante años con distintos formatos, lo mismo solo con guitarra que con diferentes bandas. Me gusta mucho trabajar con músicos, porque además de no sentirme solo en el escenario mi música adquiere otros colores, y me permite trabajar mejor en la dramaturgia de cada show (...). De cualquier manera aunque viaje con músicos siempre hay temas que hago solo a guitarra".