El heavy metal según Patricio Jara

"Cualquiera que hoy use esos enormes lentes hipster o peinado chocopandero, en la próxima década podrá arrepentirse. Alguien que tenga una polera de Napalm Death, nunca".

La sentencia, verdaderamente para el bronce, podría ser vista como un símbolo de aquellas aspiraciones de "superioridad musical" con que siempre se ha cargado a los seguidores del heavy metal, pero limpiándola de su inicial impacto y de cualquier intencionalidad, es imposible no reconocer allí una verdad del porte de un buque.

Para demostrarlo, están los hechos: Desde que las corrientes musicales se asociaran a patrones estéticos, han sido decenas de estilos los que han quedado atrás como la moda que fueron. Algunos logran un retorno temporal años después, como ocurre actualmente con los estándares de la new wave; otros, en tanto, no salen nunca más del archivo, y luego pasan a ser motivo de nostalgia, risa o, en el peor de los casos, vergüenza.

Pero en el mundo del metal no sólo no existen arrepentidos, sino que además hay una importante mayoría que se mantiene firme en su militancia —poleras y melenas incluidas—, y que hoy hasta se preocupa de integrar a sus hijos en la causa.

A ellos pertenece el periodista y escritor Patricio Jara —"Prat", "Quemar un pueblo"—, el autor de la frase del inicio, y que corresponde a una de las tesis principales de "Pájaros negros" (Ediciones B, $12.000), libro que este mes llegó a las librerías y que bien puede calificarse como una historia personal sobre el metal.

Porque si bien las librerías podrían ubicarlo en su estantería de "ensayos", el libro va más allá de esa categorización. Aquí hay reflexiones, pero también hay historias, recuerdos, hitos, personajes, repasos y recomendaciones, entre otros, a cargo de un metalero de tomo y lomo.

"Destaco lo que considero relevante dentro de muchas cosas, y hay gente que puede opinar muy distinto. Me sentí con el ánimo de hacer una bitácora personal en mi relación con la música, finalmente. Dentro de eso, traté de conversar con gente que yo considero relevante, y que no habían hablado lo suficiente como para reconocer su importancia. Pero definitivamente es un impulso personal", dice el autor sobre su iniciativa.

Ese impulso pudo comenzar a forjarse por el año 86, cuando Jara conoció el heavy metal siendo aún estudiante de enseñanza básica. El detonante, en tanto, es más reciente, en los años que como periodista lleva escribiendo en revistas como "Rolling Stone" o "Qué Pasa".

"Son artículos que me han obligado a reflexionar sobre ciertas cosas, pero siempre me he quedado con la idea de que se podía decir algo más", cuenta. Ese "algo más" es precisamente lo que agrega en "Pájaros negros", donde —dice— "creo dar cosas sobre las cuales pensar. Hay tantos sitios para sacar datos. Lo que faltaba era masticar ciertos temas, y esa mirada en profundidad también puede ser estimulante para los que vienen entrando".

Generación del 87

Aunque asegura que el libro es "para gente que le gusta la música, y que le gusta más allá de lo musical, las historias alrededor", Jara cree que habrá una conexión especial "con los que tenían 15 años el 87. Los que fueron alguna vez a los conciertos en el Manuel Plaza y que se ilusionaron con la primera venida de Iron, cuando no vinieron".

"Esto no es una enciclopedia ni la historia de todo el heavy metal en Chile. Son aspectos que uno considera representativos: Los éxitos y fracasos de Nuclear son representativos de muchas otras bandas, el fanzine 'Insanity' se hizo por las mismas razones que muchos otros. Nadie había hablado con los ingenieros. Yo no me olvido de que soy periodista, y el libro tiene mucho de ese olfato".

¿Páginas marcadas? Varias: El histórico paso de Necrosis por "Sábados Gigantes", con Don Francisco sin guardarse burla alguna; los discos y conciertos elegidos de Jara, y un bonus track de lujo: La primera (y extensa) entrevista que Tom Araya concedió a un periodista chileno, Alberto Fuguet, en 1988.