El argentino tuiteó largo y tendido sobre el supuesto crimen. ''Le quité la vida a alguien y tampoco estoy demasiado orgulloso de eso'', aseguró.
El MercurioSANTIAGO.- Para todos los seguidores de Andrés Calamaro es perfectamente claro que el argentino tiene una auténtica relación de amor y odio con Twitter.
Amor, porque el ex Los Rodríguez es un verdadero tuitero empedernido, que gusta de compartir sus pensamientos en la red social varias veces al día, ya sean asuntos meramente cotidianos o auténticos delirios, además de que se dé tiempo de responder a varios de los seguidores que le escriben.
Y odio, bueno, basta con leer su timeline. Sin contar que alguna vez tuvo un divorcio con la red social, que lo llevó a eliminar la original cuenta con su nombre y otras que después abrió, para luego volver como @Barksdale666, Calamaro además se irrita como pocos con los trolleos de sus detractores.
Por ejemplo, "vos seguí comiendo pizza hasta reventar y callate", es de lo más suave que ha contestado hoy.
Pero entre respuestas irritadas y desvaríos varios, el cantautor nunca había hecho una confesión tan insólita como la que realizó esta tarde: "No es un grato recuerdo, pero hace ya bastante años... en un altercado callejero... pues le quité la vida a un yonqui en Madrid".
Tal cual. Luego, siguió ahondando en el supuesto crimen que cometió, con los intervalos a los que los 140 caracteres obligan: "Malasaña y Chueca estaban tupidos de yonquis con jeringas colgando clavadas... Te encaraban si podían, o intentaban robarte en un cajero".
"Aunque filosóficamente es interesante, y no es nada del otro mundo; le quité la vida a alguien y tampoco estoy demasiado orgulloso de eso".
"Aquella vez fue puro instinto, yo quería defender a los que estaban conmigo... No hubo casi pelea, digamos que lo maté como a una rata...". Y agregó: "Ahora siento mucha piedad, incluso pena, por ese vagabundo adicto que dejé muerto en la calle...".
"Ahora está muy diferente, pero entonces vivíamos pendientes de los pinchetos abandonados... Me da un poco de lástima, pero hice bien", concluyó.
La confesión generó una ola de comentarios entre sus seguidores, mientras que en la red queda una ambivalente estela: Puede tratarse del mayor ataque de "honestidad brutal" que hasta ahora haya tenido el argentino, como puede que sea un relato más de un artista que en Twitter ha encontrado la ventana perfecta para explotar su lado más ácido y provocador.