Aunque hasta hoy Manuel García haya sido para muchos el solitario cantautor de la guitarra, lo cierto es que ésa no puede ser más que una mirada fácil en torno a su obra. Ello porque a lo largo de sus tres discos en solitario, el ariqueño se preocupó de mostrar las inquietudes propias de cada momento: En Pánico (2005), con la faceta que cultivaba por fuera de Mecánica Popular; en Témpera (2008), explorando en las distintas posibilidades de lo acústico; y en S/T (2010), dando un giro más decidido hacia lo eléctrico.
Sin embargo, esos trabajos tuvieron de todos modos algo en común: Mantenerse dentro de márgenes que permitieron elevar a García a la categoría de gran trovador chileno de esta década. Por eso es que Acuario, el disco que lanzó esta semana, sorprende especialmente. Porque por primera vez el hombre de "Tu ventana" navega por aguas totalmente diferentes, dejando que asome el Manuel García más distinto que se recuerde, de la impensada mano de los sintetizadores y del electropop. Así, la huella presente ya no es la de Violeta Parra o Víctor Jara: Ahora también asoman influencias tan diversas como Gustavo Cerati, New Order y Pink Floyd.
El giro tiene su historia, y se sustenta en las percepciones que el propio triunfador de Viña 2012 comenzó a tener con respecto a su labor: "Hace años atrás yo traté de trabajar este disco y no me gustó. Tenía un sonido muy garage con mi banda, y sólo podíamos aspirar a sonar como ya sonaban muchos", cuenta. Así, determinó que debía emprender nuevas búsquedas, "por una disconformidad y por lo predecible que me podía volver, incluso para mí".
El itinerario comenzó con la compra de un piano, siguió con la escucha de artistas tan diversos como Kraftwerk u Olivia Newton John, y finalizó con la convocatoria al productor Marcelo Aldunate (Camila Moreno, Francisca Valenzuela), para que lo acompañara en el trabajo de Acuario.
Pero de ese proceso no emergió un nuevo Manuel García. Por el contrario: El ariqueño viajó a sus orígenes, y se reencontró con elementos que lleva tan grabados en su ADN musical como la guitarra de palo. "Hace dos meses recibí un correo de un vecino que ahora está en otro país, y me recordaba que cuando yo tenía 14 años juntaba a los más chicos y les hacía clases de breakdance en la puerta de mi casa. Antes de eso me gustaban mucho Hues Corporation y los Jackson Five. Siempre fui muy bailarín, aunque después lo fui perdiendo. Tuve que optar entre el baile y la guitarra", recuerda.
"Entonces para mí es muy natural la búsqueda del beat, y me saco un clavo en este disco porque hago las dos cosas, cantar y mover un poco el pie, llevar el ritmo con el cuerpo de una manera más espontánea. Por eso me siento cómodo y por eso me aventuro. Esto no es un puro capricho. Si hiciera un disco de tango, que me encanta, tal vez no me sentiría nada de cómodo".
-Muchos se han subido a ciertos estilos porque ha sido "lo que hay que hacer" en determinado momento, y no se han visto cómodos. No es tu caso, entonces...
-Porque me demoré en el proceso de entrar en esas raíces que yo realmente sí tengo. Cuando aparecen unos teclados tipo "Blade Runner", bueno, yo fui a ver esa película cuando la estrenaron. Tiene una cierta modernidad para mi música, pero tiene también una cierta antigüedad en cuanto hay cosas que suenan súper ochenteras y noventeras. Podemos decir que algo de vintage tiene. Son paisajes vividos, porque podré haber tocado mucho a la Violeta, pero cuando tenía 19 ó 20 años iba a las fiestas y lo que sonaba era esto otro. Latinoamérica también aprendió a bailar con estas influencias de afuera, de lo que se suponía que era más moderno.
-O sea que ahora Manuel García puede sonar en la Blondie...
-Eso sería súper interesante: Sonar en la Blondie, en el Fausto... Para mí son mundos estéticos muy interesantes los que tienen que ver con la pista de baile, la gente que le gusta la moda, que le gusta comprarse una ropa para salir a bailar. Me interesa la estética social de lo que tiene que ver con las diferentes formas de entender la sexualidad. Trato de abrirme a eso, me gusta que me influencie todo tipo de personas, y si alguno de estos temas pudiera trascender hacia una pista de baile, yo estaría feliz. Me sentiría retribuyendo lo que esos mundos me entregan.
Una simpleza nueva
Que las cosas han cambiado en la propuesta de Manuel García, es algo que se nota desde el primer segundo de Acuario. Sin embargo, la entrada hacia esta nueva esfera es paulatina en el orden del disco, con los tres primeros cortes aún no tan lejos de los códigos que el ariqueño había venido manejando. La entrada con "Madera", por ejemplo, envuelve con sus aires de misterio. Como para musicalizar una serie de los 70.
"Hay bastante de cinematográfico en el disco. Es lo que tengo como referente dentro de la dinámica emocional y paisajística: Un poco de Kubrick, otro poquito de Ray Bradbury, series futuristas, 'Blade Runner'. Siempre me gustó esa canción 'Girl, you'll be a woman soon' ('Pulp Fiction'). Decía 'quiero hacer una canción romántica como ésa'. 'Madera' la hice especialmente para el disco y tiene como tres acordes, porque quería trabajar con pocas cosas y no con tanta guitarrística, como está acostumbrada la gente que escucha mi música. Ahora condensé bastante", explica.
-Lo cinematográfico además puede llevarte a un plano distinto en lo lírico, ya que alude a algo mucho más etéreo...
-Eso es el disco. No hay canciones de temática quemante, de crónica urbana, de actualidad. Son situaciones existenciales que llevan a una reflexión natural sobre el papel del ser humano en el universo, el amor, la vida cotidiana, pero sin ser tan directo. Está más cargado de imágenes, más críptico, en un limbo. Es algo entre la realidad y la fantasía, entre estar despierto y el sueño, lo que fue el pasado y lo que pudiera ser el futuro. En esa incertidumbre se mueve el disco.
-Hablas además de la simpleza de los temas, trabajar con pocos elementos. Es una relación distinta con la simpleza, a la que mucha gente te asociaba por el lado de lo acústico, pese a que tus canciones eran estructuralmente complejas.
-Claro. Lo que pasa es que el que está lejano al proceso artístico de la composición se confunde. Ve a alguien con una guitarra y piensa que se trata de canciones sencillas, pero un tema como "Piedra negra" requiere de mucha elaboración; o "El viejo comunista", que va haciendo un bajo que es contracanto con lo que voy cantando. Todo eso muchas veces es más complejo que trabajar con una secuencia electrónica. A la gente le suena más cibernético, más grande, pero puede ser más sencillo desde el punto de vista estructural. En este disco, los momentos musicales en general están dentro de un círculo de acordes muy básicos, tratando de hacer más con los menos recursos. Eso es interesante, porque te lleva a paisajes sonoros y giros melódicos que no habría usado si no me hubiera puesto esa tarea.
-En Acuario está también el tema "Hombre al precipicio", que además de ser muy ochentero, no fue compuesto por ti, sino por Francisco y Mauricio Durán...
-Quedó muy ochentero el arreglo, y eso es porque también Los Bunkers están investigando en algo parecido. Calzamos. En este disco yo quería hacer varias cosas, menos demostrar mis capacidades como compositor. Llevo varios discos, y para éste ya no era importante figurar como un súper compositor, sino encontrar un resultado estético y artístico. Y las colaboraciones que hicimos junto a Los Bunkers fueron muy interesantes, entonces cuando fui a México les mostré las canciones, les conté cómo iba el disco y recogí su opinión de manera muy seria. Los invité a participar de la manera que fuera: Componiendo, arreglando o simplemente tocando.
-Entre tus seguidores, debe existir un núcleo duro que regularmente te demanda más guitarra. ¿Sientes que con este disco les has regalado un nuevo sonido, que les abres otra ventana?
-Sí. La gente más joven que se ha ido sumando y que se ha hecho seguidora del lado más cantautoral, de algún modo percibe en mí a un artista que está innovando, replanteando la figura del cantautor. Creo que hay una relación amorosa con el público, de detenerse y decir "bueno, qué nos quiere decir ahora el Manuel con esto que está planteando, con esta forma de entender la música". El público que me sigue, aunque a algunos les cueste más que a otros, me va a poner atención, va a tratar de darle una vuelta a este material nuevo. Y si lo hacen, van a encontrar mi esencia, mis melodías, mis letras.