SANTIAGO.- El rapero norteamericano Snoop Dogg está acostumbrado a sorprender a sus fanáticos con declaraciones y acciones propias de su personalidad extravagante: Pueden ser solicitudes a viva voz para hacer duetos con figuras tan disímiles como Lady Gaga, o por su insistencia en portar marihuana, pese a los obvios problemas aeroportuarios que ello siempre le trae.
Pero lo que probablemente ninguno de sus seguidores esperaba, era que el hombre de la Costa Oeste de Estados Unidos decidiera de buenas a primeras que quería cambiar su nombre. Así, Calvin Cordozar Broadus ya no se llama más Snoop Dogg; ahora quiere que le llamen Snoop Lion.
La sugerencia se la hizo un pastor rastafari en una reciente visita a Jamaica, y el rapero —imbuido como está en el reggae— aceptó sin más. Lo curioso es que no fue el único: Apenas un par de días después Lily Allen también avisó que dejará de usar su nombre original y con el que saltó a la fama, para ahora firmar sus discos con su nombre de casada, Lily Rose Cooper.
Pero aunque pueda ser llamativo, Snoop Dogg y Allen no son los únicos que han hecho semejante movida tras alcanzar la fama. Al respecto, el caso emblemático es sin dudas Prince, quien en 1993 decidió dejar ese seudónimo por un impronunciable signo.
La razón estuvo en sus líos con la compañía Warner, con la que tenía contrato vigente, pero a la que buscó boicotear renunciando al nombre que lo hiciera célebre. La imposibilidad de pronunciar el signo, llevó a que hasta el año 2000 —cuando finalizó el contrato con el sello— fuera llamado "El artista antes conocido como Prince", luego acortado a "El artista".
Pero si de cambios se trata, la delantera la lleva Rubén Albarrán, cantante de Café Tacuba, quien ya suma incontables seudónimos a su haber. Uno de los más recordados es Cosme, sobrenombre con el que se hizo conocido en los 90, pero que luego cambió a Juan, Anónimo, Sizu Yantra y una serie de apelativos que se extienden hasta hoy con K'kame.
En Chile, algo similar ocurrió con Juan Salazar, líder de Tiro de Gracia, quien pese a hacerse conocido como Juan Sativo, luego pidió que le llamaran Juan Pincel, Juan Chills y Juan Bestia, entre otros.
Pero una local que definitivamente sorprendió fue Monserrat Bustamante, quien no sólo cambió de nombre artístico, sino también de actitud, estilo y estética. Así, dejó las baladas románticas para adentrarse en una propuesta algo más rockera, ahora con el recorte de su nombre acompañado de su apellido materno: Mon Laferte.
Desde acá también aportan lo suyo los Fother Muckers, quienes luego de un buen camino recorrido con ese nombre decidieron empezar a llamarse Ases Falsos.
Otros cambios de nombre tienen motivaciones distintas del simple aburrimiento o las ganas de cambiar. Es lo que ocurrió con U2 en 1995, cuando editaron un disco inspirado en bandas sonoras (Original Soundtracks 1), con un sonido que estimaban muy dispar en relación con su trabajo habitual. Por lo mismo, no lo firmaron como U2, sino como Passengers.
Motivaciones religiosas, en tanto, fueron las que tuvo Cat Stevens, quien además de su nombre dejó su habitual vida de Occidente, para adentrarse en la música y la espiritualidad musulmana bajo el seudónimo de Yusuf Islam.
Otros han sufrido la molestia de intentar la entrada al mercado norteamericano, y encontrarse con que en Estados Unidos hay artistas que ya operan con su nombre de origen. Es el caso de Suede, quienes debieron comenzar su exportación como London Suede. The Mission y The Charlatans hicieron lo propio agregando la terminación "UK".
Cambios menos dramáticos, pero igualmente legales, son los que han hecho algunos artistas a través de pequeños ajustes. En Chile, por ejemplo, Anamaría Merino firmó todos sus primeros trabajos como Anita Tijoux, hasta que para el disco 1977 (2009) decidió renunciar al diminutivo y pasar formalmente a llamarse Ana Tijoux.
Otros, en tanto, cambiaron a tiempo, mucho antes de alcanzar la fama. Es el caso de grupos como The Cure, que en los 70 comenzó su actividad como Easy Cure, y de Travis, que no se arrepintió una, sino dos veces: Antes de la denominación que los hiciera famosos se llamaron Running Red y Glass Onion.