A estas alturas, lo de Miguel Bosé definitivamente no es un asunto de fases mejores o peores en su devenir musical. En el español —más complejo aún— aparentan convivir dos tipos de artista, muy distintos entre sí: Por una parte, está el buscador inquieto, pendiente de nuevas formas a través de las cuales proponer y expresarse; por otra, hay un conformista cómodo, que se sienta a mirar el camino recorrido esperando los intereses que de allí se reporten.
De otro modo no se entiende que tras un disco tan prometedor como Cardio, el cantautor haya decidido dar dos pasos hacia atrás y volver a uno de sus momentos más rentables, pero también más flojos: La fórmula de duetos patentada en Papito, ahora replicada en Papitwo.
Con tintes de encargo más que de relectura, pocas son las piezas que se apartan del esquema más fácil del cover, ése que han estrujado decenas de intérpretes surgidos al alero de programas de televisión —en Chile, recuerde a toda la generación "Rojo" o, más recientemente, "Factor X"—. Así, algún arreglo electrónico, una pequeña alteración de ritmo, o el simple cambio de la voz masculina de Bosé por una acompañante femenina, vienen a pretender ubicarse como una nueva oferta.
A eso se suman fórmulas ya habituales en el mundo de las versiones urgentes, de ésas que cualquier productor con algo de oficio logra parir de forma fácil y rápida: Ahí están "Amiga", en compañía de Tiziano Ferro, con aires de bossa nova y arreglos rioplatenses. O "Duende", que el mexicano Aleks Syntek trasladó a una frenética lectura a lo David Guetta. "Linda", en tanto, sólo tiene a la disonante voz de Malú sobre predecibles bases electrónicas.
Algo más de esmero, sin embargo, se filtra en los tintes de bachata que Juan Luis Guerra imprime a "Creo en ti" (por mucho que Bosé suene desacomodado), en el respeto a la irreverencia original que Joaquín Sabina logra en "Sol forastero" (aunque lo del andaluz se limite casi a un saludo en la largada), y en la sensualidad que Penélope Cruz regala en la reciente "Decirnos adiós".
Alejandro Sanz, Juanes y Ximena Sariñana se ciñen sin mayores riesgos a los libretos originales de "Te comería el corazón", "Partisano" y "Aire soy", sólo con matices identitarios que logran dar con versiones que de todos modos están entre las más rescatables. Y eso, con Papitwo —un disco con el que Bosé más parece querer volver a la ruta, antes que rendir digno homenaje a su obra—, ya es como para darse por más que pagado.
—Sebastián Cerda
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