EFE
MADRID.- Después de tres años de silencio discográfico, Alejandro Sanz regresa con "La música no se toca", un nuevo álbum en el que el pop marca la pauta y que presentará en América Latina y España en una gira que arranca el 10 de octubre en la ciudad mexicana de Puebla.
Este nuevo trabajo discográfico, el noveno sin contar grabaciones en directo y recopilaciones, es "una oda a la música", una de esas cosas innegociables para el artista español, según manifestó en la presentación mundial del disco, que sale mañana martes a la venta y del que los dos primeros sencillos, "No me compares" y "Se vende", tienen actualmente un recibimiento notable entre su público.
"Hay una cosa que hay que tener muy claro: lo que no se toca es la música, no es negociable", explicó el cantante la elección del título del álbum, al que da nombre la primera de las canciones, una declaración de principios entre la balada y el himno.
"La música ha sido mi vida y es donde siempre me he dejado el alma. Hay ciertas veces que se confunde una canción con una aplicación de iPhone y mi afán es recordar que la música es algo más", aseguró.
Tras más de dos décadas de carrera en las que se ha convertido en uno de los artistas imprescindibles del ámbito iberoamericano y ha vendido más de 25 millones de discos, Alejandro Sanz, quiso rendir un homenaje a su pasión con 13 temas que están "al servicio de la emoción".
Para este trabajo cambió de compañía discográfica. Lo publica Universal Music después de 20 años "maravillosos" con Warner pero tras los cuales el artista sintió que "había tocado techo" y que "necesitaba nuevas ilusiones".
El español realizó una carrera en la que mezcló el pop, la canción de autor y la balada romántica, sin ser ajeno al rock, a los sonidos urbanos y, por supuesto, al flamenco.
Ahora, con "La música no se toca", puso sus composiciones en manos del productor colombiano Julio Reyes, un músico de rigurosa formación clásica afincado en Miami y solicitado por artistas latinos como Jennifer López, Marc Anthony y Nelly Furtado, entre otros.
El resultado es un álbum de pop sinfónico "ecléctico", dijo, en algunos casos con sonidos de los 80 y en el que Sanz mantiene su tradicional forma flamenca de cantar. No hay instrumentos flamencos, pero la forma de frasear sigue siendo la que lo ha distinguido desde sus inicios.
"Tengo una base que es el flamenco, que es la que me enseñó a hacer música. Las raíces son muy importantes. El nexo de unión entre los temas es mi forma de cantar y mi forma de escribir, no pretendo que mis canciones se parezcan más que en eso", explicó.
Siempre reacio a hablar de su vida privada, el cantante aseguró que aunque con este disco no pretende contar lo que le pasó en los últimos tres años, en sus canciones, como siempre, se cuelan retazos de sus vivencias.
"Hay cosas que podría haber hecho mejor, seguro", pero el balance es muy positivo, aunque aún quedan muchas cosas por hacer: "La mejor canción, el mejor disco. Lo mejor está por venir a partir de ahora".
Pero lo inminente es la gira internacional en la que presentará su nuevo trabajo, la cual rranca el 10 de octubre en Puebla, México. En esta gira se acompaña de nueva banda, en la que la mitad de los integrantes son mujeres, y de un escenario vivo, que invadirán luces y formas tridimensionales.