Affleck interpreta a Tony Mendez, el cerebro de la operación encubierta que realmente se ejecutó en 1979.
Warner Bros.SANTIAGO.- La historia desconocida tras la toma de rehenes que afectó en 1979 a la embajada de Estados Unidos en Irán es narrada por Ben Affleck en su nueva película, Argo.
La cinta, que se estrenará mañana en los cines chilenos, narra el proceso de escape de seis norteamericanos que lograron refugiarse en la casa del embajador canadiense, Ken Taylor. Los refugiados fingieron ser productores cinematográficos en búsqueda de locaciones para una película.
Estos hechos permanecieron en secreto hasta 1997, cuando el presidente Bill Clinton reveló que la CIA ideó el curioso plan con ayuda del gobierno canadiense. El cerebro de la operación fue Tony Mendez, un experto en camuflaje que en la película es interpretado por Ben Affleck,
Relatar estos hechos en una película fue tarea ardua para el actor y cineasta, quien dijo que sentía la “responsabilidad” de mostrar la verdad.
“Cuando le dices al público ‘es una historia real’, debes hacerla lo más verídica posible. Asi que mantuve la espina dorsal y el corazón de la historia son absolutamente reales. Los estadounidenses se escapan de la embajada cuando está siendo tomada y se quedan con los canadienses. Un agente de la CIA y un maquillador de Hollywood ganador del Oscar idean un plan para sacarlos, que consiste en fingir que están haciendo una película. Todo eso es real”, explica el actor en una entrevista exclusiva cedida a Emol.
El tercer largometraje que dirige Affleck cuenta con un reparto que incluye a Bryan Cranston (Breaking Bad), John Goodman (El gran Lebowski) y Alan Arkin (Little Miss Sunshine), los que tuvieron la labor de replicar a los personajes reales que interpretaron.
“Quería tener a los mejores actores posibles, pero también quería gente que pudiera lucir como gente real, porque quería esa correlación, esa similitud, es una historia verdadera. Quería enseñarle a la gente que esto es real, que realmente sucedió, que cuando lo vean en una revista o en un libro, o al final de la película les impresionen las similitudes. Pero resulta que los bigotes, los anteojos y la ropa hacen mucho para que la gente luzca como gente de los setenta”, indica.
Por otra parte, para lograr que los refugiados parecieran más reales, el realizador los hixo pasar mucho tiempo juntos en el set. “Me pareció útil hacerlos vivir en el set, en la casa que decoramos como la residencia del embajador de Teherán. Pusimos películas de la época, revistas y libros, y ropa de la época y tuvieron que vivir, juntos, y acostumbrarse unos a otros como si estuvieran encerrados juntos. Y cuando salimos realmente se sintió diferente, sentimos que esa gente se conocía de una manera más íntima”, explica.
Esta nueva experiencia de Affleck como actor y director fue satisfactoria para él, pese a que debe lidiar con dos tareas demandantes. “El problema es que el tiempo que tomas para pensar en tu actuación y lo que vas a hacer, le quita un poco del tiempo que tienes para pensar en lo que vas a hacer como director. Esos dos trabajos se pelean por tu tiempo y tienes una cantidad limitada porque, como dicen, el tiempo es dinero”, indica.
La producción se estrena en Chile luego de un exitoso paso por el Festival de Cine de Toronto, donde la crítica la proyectó como posible nominada al Oscar.