''Mi padre no solo fue el hombre más conocido, sino el más querido del mundo'', dice Geraldine Chaplin sobre el poder de su progenitor.
EFECIUDAD DE MÉXICO.- La actriz estadounidense Geraldine Chaplin confesó que decidió convertirse en actriz porque pensó que era "el camino más fácil". No obstante, admite que aunque fue una determinación de "niña caprichosa", luego se enamoró de su profesión.
La hija de Charles Chaplin emitió estas declaraciones en una cátedra sobre Ingmar Bergman en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde explicó que nunca ha sentido "ningún peso" por llevar el apellido de su padre.
En un ambiente distendido, que hizo que incluso se quitara las botas y dejara al descubierto unos coloridos calcetines, la actriz explicó que, en realidad, ella quería ser bailarina.
Lo que pasa, recordó, es que "bailaba muy bien en mi cabeza, pero mi cuerpo no quería".
Por eso, tras apartarse del mundo de la danza, decidió dedicarse a la interpretación: "Me parecía el camino más fácil, pensé que podía ganar dinero, tenía el apellido, así empecé con esta actitud de niña caprichosa y luego me enamoré de la profesión".
Aunque su padre, el célebre actor y cineasta británico Charles Chaplin (1889-1977), quería que sus hijos tuvieran "profesiones decentes", "ninguno lo hizo", según declaró la actriz, quien celebró que fuera la UNAM la primera universidad que pisaba en su vida.
Geraldine Chaplin admitió con humor que su apellido siempre le abre las puertas de todas partes, "incluso en el colegio", donde copiaba las tareas a "las más listas de la clase", a cambio de llevarlas a casa a conocer a Charlot.
"Mi padre no solo fue el hombre más conocido, sino el más querido del mundo. Nadie nunca ha dicho ésa está aquí por su padre, cosa que es verdad, porque lo querían. Entonces yo me sentía hija de todo el mundo, me ayudaban y yo me sentía envuelta de amor", dijo.
En los años sesenta mantuvo una relación sentimental con el director español Carlos Saura, con quien asegura que se le abrieron muchas puertas al conseguir quitarse todas las etiquetas que ya le habían puesto, pues, "aunque tenía mucho talento, hacía un cine marginal".
"Tenía la ventaja de llevarme al director a casa, era la envidia de los actores y actrices (...). Las películas son muy hermosas. Sobre todo sus películas durante el franquismo, era un baile con la censura", afirmó, tras precisar que "despreciaban" a los que luchaban desde fuera, porque pensaban que "había que luchar desde adentro", concluyó.