El cómic redescubre la faceta íntima de Woolf.
Archivo El MercurioMADRID.- Diluir la imagen de mujer "triste, depresiva y frígida" con la que suele asociarse a Virginia Woolf es uno de los fines de un cómic dedicado a la vida de la emblemática autora inglesa, firmado por la escritora Michèle Gazier y el dibujante Bernard Ciccolini.
Gazier explica que el cómic llega a las librerías para tratar de contribuir a "cambiar la imagen que se pueda tener de Virgini Woolf, de su fuerza, de su humor o de sus combates feministas".
Los autores apuntan en el prefacio de la obra que al releer sus libros les pareció "percibir" un "impulso vital, una fuerza que desmentían de buen grado tanto su marido, demasiado inquieto, como su sobrino, Quentin Bell", autor también de una biografía dedicada a la autora de "La señora Dalloway", que nació en Londres en 1882 y se suicidó en 1941 lanzándose a un río.
Gazier confiesa que pese a no ser "una especialista" en literatura inglesa había leído "mucho" a Virginia Woolf, por ello, cuando la editorial (Impedimenta) le propuso escribir este cómic aceptó, con la única condición de poder escoger al dibujante, Bernard Ciccolini.
Ambos eran conscientes de las dificultades que entrañaba el proyecto porque, argumenta Gazier, la "vida de una escritora no es la de un aventurero, sin embargo, y pese a que la escritura "no es fácil de representar", la obra Virgina Woolf "está llena de imágenes".
Y con el fin de rescatarlas, Ciccolini comienza y concluye la obra con imágenes sin texto, pero inspiradas en la escritura de la autora inglesa, que cultivó la técnica del monólogo interior y que situaba entre la realidad y el deseo.
Convencidos de que las novelas de Woolf tienen "raíces profundas" en su infancia, los autores dedican una buena parte de la obra a su niñez y juventud, ya que consideran que "no se pueden leer las novelas" de la escritora inglesa sin relacionarlas con estas etapas.
Así, a base de bellas acuarelas y un texto ágil, los autores abundan en los primeros años de Woolf, cuyo verdadero nombre era Adeline Virginia Stephen.
El cómic también es un recorrido por el Londres de entreguerras, una ciudad a la que la autora siempre estuvo vinculada.
Gazier precisa que todos los hechos narrados en el texto son "verdad", pero que la manera "de escogerlos y de presentarlos" tiene "algo de ficción" como en toda biografía y que en este caso hace un guiño al séptimo arte por su lenguaje cinematográfico.
Pese a que resultó un "placer" el trabajo a cuatro manos, la escritora francesa reconoce que les supuso "un alto nivel de exigencia" porque, sostiene, "no se pueden hacer bobadas con la vida y la obra de una escritora" considerada una de las más importantes de la literatura inglesa de la época.