La Barón busca trasladar a cada hogar el jolgorio que desatan en escena.
El MercurioSANTIAGO.- El recorrido ya es inusual: Tienen diez años de carrera artística y de actividad sobre los escenarios, incluyendo pasos por los festivales de Viña del Mar y Olmué, pero recién este 2012 se animaron a editar un primer disco. Con ese antecedente, que el lanzamiento fuera particular no era algo impensable, y la Sonora Barón cumplió.
La banda porteña de cumbias lanzó esta semana Cumbiol forte, y la plataforma de venta escogida siguió una de las tendencias que se afirmó este año en una industria que busca alternativas para acercar sus productos a los consumidores: Los kioscos.
Así, en todo Santiago y Valparaíso, al lado de diarios, cigarrillos y confites, estará el debut discográfico del combo cumbianchero, por un valor de sólo $1.990.
"Pensábamos que en disquerías la música se aleja de las personas. Queríamos que estuviera al alcance de todos, y hasta pensamos en regalarlo, pero luego entendimos que también había que darle un valor a las cosas, al trabajo y ahí dijimos 'ya, lo más barato que se pueda'. Y acordamos ponerlo en kioscos, que son lugares en los que la gente confluye de forma más natural", cuenta el cantante Cristóbal Flamm.
El trabajo reúne en 15 tracks lo que la banda de doce integrantes suele presentar en sus shows en vivo: "Canciones originales, cumbias de todos los tiempos rescatadas, y otros temas que hemos y llevado a ritmo de cumbia", explica Flamm.
Así pasan algunos temas con la firma de la Sonora, mientras que el resto del disco pasa por momentos disímiles como un mix de la Banda Blanca ("Sopa de caracol", "Fiesta"), la mítica "El africano", y traslaciones tan inusuales como "Ilarié" (Xuxa) o "The final countdown" (Europe).
Sobre esta última, Flamm cuenta que "nació como una intro a nuestros shows, y a la gente le encanta la mezcla que se produce. Siempre nos ha gustado tomar temas de otras latitudes y hacer el juego de transformarlos. Las otras canciones que transformamos, y que han estado siempre, atraviesan los rangos etáreos, y eso hace que éste pueda ser un disco para viejos, jóvenes o niños".
Porque ésa es la otra preocupación que este disco refleja tanto en su lista final de canciones como en su forma de distribución: El anhelo de llegar a todos, de ser la banda sonora de la fiesta en una casa chilena cualquiera, un viernes por la noche.
"La música no nos pertenece, le pertenece a las personas, uno sólo la ejecuta, pero la música tiene que estar al alcance de todos. Bajo esa premisa ordenamos el disco para que en total sea una fiesta. La idea es que la gente lo ponga a la antigua: De la 1 a la 15, porque se van a entretener", avisan.