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Los ochenta a coro

Primero entrevistó a Jorge González y fue un libro: "Maldito sudaca". Ahora entrevistó a veinte músicos más y es otro: "Las voces de los '80" es el libro en el que el periodista Emiliano Aguayo reúne los testimonios de la mayoría de los grupos del "fenómeno pop-rock" de esa época y, dos décadas después, descubre aspectos desconocidos de esa generación.

03 de Enero de 2013 | 20:57 |
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Jorge González.
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El libro: "Las voces de los '80" (2012, RiL Editores), de Emiliano Aguayo.

Tuvo varios nombres de moda en su momento: al menos a gran escala lo llamaron "rock latino" o "pop chileno" cuando se transformó en éxito de radio, televisión, prensa, conciertos y venta de discos durante la segunda mitad de los años '80. Y si el nombre de Los Prisioneros suele ser el primero que viene a la memoria cuando se trata de mencionar a esta generación de músicos, cualquier compilado de éxitos de esa época debe contener a decenas de otros grupos, reconocibles por canciones como "Esperando nacer", "Calibraciones", "Cuando vuelvas", "Un nuevo baile" o "Los locos rayados", por citar sólo las más recordables.


El nuevo libro del periodista Emiliano Aguayo incluye a la gran mayoría de esos nombres, y a todos los de la primera línea de ese período. Están representadas en esas páginas el precursor anticipo reggae de  la Banda Metro, la new wave suburbana de Los Prisioneros y Banda 69, el post-punk de Upa! o Emociones Clandestinas, el tecnopop de Aparato Raro y Pie Plano, los laboratorios sonoros de Electrodomésticos, el histrionismo de La Banda del Pequeño Vicio, la sofisticación de Viena y La Ley, el entretenimiento según Sexual Democracia, el pop con pasado progresivo de Bandhada o Aterrizaje Forzoso y el pop festivo o festivalero de Pancho Puelma y los Socios, Cinema, Valija Diplomática, Engrupo, Nadie, QEP y Síndrome.


Aguayo es el mismo autor que antes dialogó con Jorge González para escribir el libro "Maldito sudaca" (2005), y que ahora abrió ese diálogo a veinte músicos más que, con las fuentes adicionales, suman sesenta entrevistas, para escribir "Las voces de los '80", su nueva publicación. Subtitulado "Conversaciones con los protagonistas del fenómeno pop-rock", es un relato en que el autor revisa aspectos como la influencia del rock argentino en este movimiento y en especial la importancia de los estudios universitarios que varios de estos músicos tuvieron como factor común, según reconstituye Aguayo.


Diez de los veintiún grupos revisados en el libro tienen integrantes que pasaron por distintas universidades, en especial la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, consigna el autor: son Los Prisioneros, la Banda 69, Aparato Raro, Emociones Clandestinas, Upa!, Aterrizaje Forzoso, Bandhada, Pie Plano, Pancho Puelma y La Ley. "Es una rica e interesante influencia académica", dirá Aguayo, "que por supuesto no es exclusiva de este movimiento, pero que este libro destaca como ninguna otra investigación anterior, pues era una cualidad ignorada por muchos".


-¿Hubo una relación directa entre "Maldito sudaca" y este libro? ¿Uno llevó al otro?
-Absolutamente. Primero, por supuesto, hay una conexión de época, una mirada a los '80. Pero no sólo eso, que puede ser más anecdótico. Hay dos elementos clave de "Maldito sudaca" que me ayudan a darle vuelta a la idea de "Las voces de los '80". Primero, una pregunta que le hago a (Jorge) González sobre su paso por la Universidad de Chile, sobre el ambiente en esos pasillos de la Escuela de Música y Sonido. Allí agrego nombres de músicos del movimiento que también, paralelamente, estaban allí. Y él, en la respuesta, suma otros, entonces me da un dato que no estaba en mi bibliografía.


El segundo elemento clave de esa conversación que menciona Aguayo se relaciona con "24 hour party people" (2002), película sobre el auge de la escena de rock y clubes de fines de los años '80 en la ciudad inglesa de Manchester desde el punto de vista del periodista Tony Wilson, creador del sello disquero y club Factory, que fue la sede neurálgica de ese movimiento, con grupos como Joy Division, New Order o Happy Mondays en los puestos de privilegio. "La película comienza con la primera presentación de Sex Pistols en Manchester, en un pequeño local con poco más de cuarenta personas en el público. Entre esos cuarenta asistentes varios luego serán protagonistas de la escena musical mundial", recuerda Aguayo.


-Entonces -continúa- junté lo que imaginaba de estos pasillos universitarios donde se paseaban Jorge González, Pablo Ugarte, Robert e Igor Rodríguez (los cantantes de Upa!, Banda 69 y Aparato Raro respectivamente), Andrés Bobe (fundador de La Ley) y otros que luego serían protagonistas de la escena chilena, con lo que realmente pasaba: que un ex compañero de González, Carlos Fonseca (el primer representante de Los Prisioneros), se la jugaba por algunos proyectos en ciernes. Es decir, lo vi justamente a él (a Fonseca) como a Tony Wilson. Intentar retratar esto fue lo que hizo que la investigación comenzara a andar.


Pregunta y respuesta


-¿Por qué escogiste el formato de entrevistas? ¿No consideraste relatar tú la historia en tercera persona?
-La verdad, esos libros pueden ser entretenidos de leer, pero no me sale hacerlos, porque para juntar hechos me da la impresión de que a veces hay que idealizar y poner mucha fantasía, y hasta ahora soy mucho más periodista que escritor. Toma cualquier biografía y en alguna parte hay una escena en la que uno dice "¿Habrá ocurrido así?" Me gusta que el protagonista hable. No me gustan mucho las entrevistas que contextualizan demasiado, estilo "Era el día, me bañé y tomé rápido un café cargado. Bajé a tomar el taxi que ya me esperaba hace 45 minutos bajo el hotel. En el trayecto, no exento de tacos infernales, repasaba una a una las preguntas…" ¿Ves? Aún no habla el principal protagonista, el músico. Insisto, para leer puede ser entretenido, pero para investigar me cargan un poco esas introducciones eternas para luego poner una que otra frase de quien realmente debiera hablar. Por eso me gusta más el formato pregunta-repuesta. Con "Maldito sudaca" resultó bien y acá creo que es mejor aún, porque intervienen más protagonistas dentro de una entrevista central, tratando de no dejar cabos sueltos.


-¿Qué sabemos sobre la popularidad de los músicos de este movimiento en esos años? Más allá del lugar común de que son parte de "la banda sonora de los '80": ¿cuántos discos vendieron los más exitosos de estos grupos, por ejemplo? ¿Cuánta industria se generó a partir de ellos? ¿Cómo es posible medir eso?
-Creo que los años '60 y '80 han sido las décadas de mayor popularidad de nuestros músicos. Las cifras no sólo acompañaron a Los Prisioneros durante toda la década, sino también (a otros grupos) comenzando los '90, como en el caso del primer disco de Sexual Democracia (Buscando chilenos, de 1990) o Corazones (1990), también de Los Prisioneros, que superan ampliamente las cien mil copias vendidas. Hubo varios discos de oro, cuando se entregaban por tirajes de diez mil (discos vendidos), y no sólo por cinco mil como hoy.


"Pero más allá de los miles de discos vendidos o de los estadios llenos en todo Chile, fueron un éxito tremendo a nivel radial, con variados programas especiales en diferentes emisoras, álbumes de láminas, revistas o suplementos especiales de diarios como 'Super Rock' o 'Clip'. Y hasta se benefician, en una relación mutua, de la promoción de una bebida cola que produce varios conciertos", agrega, en alusión a la bebida Free Cola.


"Y esa industria sigue. Busca discos chilenos de esa época en sitios de ventas online o en locales especializados y verás que todos se venden a precio de colección. O las mismas reediciones de estos trabajos siempre son un éxito, con temas sonando de fondo en alguna serie de TV o retratados en documentales y libros. Es más: imagina un concierto con todas estas bandas sonando bien, en un escenario grande. Apostaría a que llenan el Nacional. Y puede ser. Todas las voces de los '80 están vivas y muchos completamente activos, aunque no en los medios".


-Uno de los asuntos que figuran en el libro es de la importancia de rock argentino de la época entre estos grupos. ¿Qué rol tuvo el rock argentino en el "fenómeno pop-rock" chileno, como lo llamas?
-Es bueno decir que el nuestro es un movimiento en paralelo. Es decir, si Charly García estaba escuchando The Cars antes de hacer su disco, acá también, al mismo tiempo. Digo que (los grupos chilenos) no necesitaron escuchar música argentina para hacer música. Ya venían tocando. Aunque claro, la mayoría de los músicos chilenos ya había escuchado los proyectos anteriores a los discos solistas de Charly y ya conocían los hits de Clics modernos y Piano bar (los discos que García grabó en 1983 y 1984. Los Prisioneros, que se sitúan en la vanguardia del movimiento chileno, recién comienzan a sonar regularmente en radios el verano del ’85.


-Si el rock argentino no fue por completo una influencia musical, ¿sí incidió en la difusión que estos músicos chilenos tuvieron? ¿O ése es un mito? ¿Qué sonó primero en las radios chilenas de mediados de los '80: "No me dejan salir" de Charly García, "Ana (La calle es su lugar)" de GIT? ¿O Los Prisioneros y Pancho Puelma?
-La programación de música argentina en nuestras radios dio espacio para varios proyectos chilenos que necesitaban un lugar donde mostrarse. Es decir, los programadores descubren que la música pop o rock en español suena bien y, entonces, habrán dicho "Si en argentino suena bien, ¿por qué no en chileno?" Y a pesar que hay varios grupos que no reconocen influencia argentina, sí hay otros que toman lo mejor de lo que están conociendo. Lo de Charly García, por ejemplo, les ayuda a aclarar conceptos, a imaginar su puesta en escena, porque hay una presentación suya en el (cine santiaguino) Gran Palace en 1984 que marca a varios. Eso sí, no es que nuestros grupos escucharan sólo música argentina, conocen bastante más de música anglo, (norte)americana o inglesa.


Fue transversal


-Integrantes de diez de los veintiún grupos incluidos en el libro comparten el hecho de haber estudiado carreras musicales en la universidad, como has dicho. Para hilar más fino en ese denominador común, ¿qué rol jugó la universidad en las vidas de estos músicos? ¿Hubo una influencia de esa formación? ¿O esos estudios fueron algo contra lo cual reaccionar?
-En esa época la Escuela de Música y Sonido de la Universidad de Chile está abriendo sus puertas a personas que entran por la Prueba de Aptitud Académica, hoy PSU. Antes fue el Conservatorio de Música. Y si bien cambia la forma de admisión, no cambia su carácter exclusivamente docto. Agreguemos que no hay muchos lugares para estudiar música en Chile. Si bien está el Centro de Estudios de Música Popular (Cemp), es privado y más caro que una universidad estatal. Para quien quisiera estudiar música en esos días en Santiago las opciones eran limitadas. Sumemos que la escena musical popular era más bien inexistente, aparte del Canto Nuevo, que aprovechaba más bien lugares íntimos. Había toque de queda, poca vida e información cultural urbana.


"De todas maneras el paso por la universidad no sólo les hace conocer a músicos profesionales o profesores destacados, ni tener acceso a más instrumentos musicales, estudios de grabación o mayor tecnología sonora, ni leer partituras o acercarse mucho más al piano como elemento de composición, en algunos casos. También les hace ver un país diferente al de sus colegios, al de las otras carreras que algunos estudiaban antes, como ingenierías. Los hace comenzar a crear una escena, conocer espacios del underground, armar proyectos, como Banda 69, que se forma completa allí. Es una rica e interesante influencia académica, que por supuesto no es exclusiva de este movimiento, pero que este libro destaca como ninguna otra investigación anterior, pues era una cualidad ignorada por muchos".


-Hay un par de citas del libro que tienen que ver con esto. "Yo no quiero cantar para gente culta y elegante solamente, y tomé la decisión de salirme como a los tres años y medio del Conservatorio", te dice Pablo Ugarte, de Upa! E Igor Rodríguez, de Aparato Raro, cita a Jorge González: "Para qué estar en el país de Violeta Parra escuchando música medieval". ¿La mayoría de estos músicos abandona la universidad antes de terminar sus carreras?
-Estamos en un país donde un joven quería estudiar música y entraba a la Universidad de Chile, donde muchas veces al estar adentro recién se daba cuenta que era todo tan docto, tan escolástico, tan conservador, entonces quería escapar de allí. Pero ¿adónde? Entonces claro, reaccionan algunos contra esto que no conocían y que les traba sus deseos de ser más bien músicos populares. Muchos no sabían dónde se estaban metiendo. No es un dato menor que les estaba prohibido hacer música popular. Y aunque a muchos les agota esa mirada, ese régimen, y se retiran principalmente porque están tocando mucho en sus bandas, de todas maneras hay quienes terminan y hasta hacen su tesis, como Juan Ricardo Weiler, Jorge Herrera y Mauricio Guerrero, ex integrantes de Aparato Raro y Pie Plano.


-Además de haber sido aulas comunes para varios de estos músicos, ¿las universidades tuvieron la misma importancia como escenarios? ¿Ellos tocaron a menudo en las facultades? ¿O sobre todo la actividad se dio en espacios como Matucana 19, el Trolley y otros similares en esos primeros años? ¿En las universidades primaba más la música de las peñas?
-Todos los espacios fueron parte del movimiento: las facultades universitarias, el Café del Cerro o el gimnasio Manuel Plaza, donde estos grupos compartían escenario con el Canto Nuevo o con el rock pesado, respectivamente. Los "Free concert" (festivales auspiciados por esa marca de gaseosa), la discoteque Gente, de Apoquindo, un gimnasio en Puente Alto o los colegios más acomodados: el movimiento fue transversal.


-¿Cómo definirías la postura política de al menos estos grupos de la época? Los Prisioneros atacaron a los cantantes de peñas en "Nunca quedas mal con nadie" y Aparato Raro cantaron "Y te cansaste de gritar Y va a caer" en "Calibraciones". Pero los mismos  Prisioneros estuvieron contra la dictadura, Upa! hacía una crítica de la época en "Sueldos" o "La nada", Emociones Clandestinas lo mismo en "Cajitas rectangulares", Electrodomésticos parecían hacerlo con ironía en "Viva Chile" o "Señores pasajeros" y Aparato Raro cantaban "Si eres fascista eres peor que un cerdo" en "Calibraciones". ¿Existía la crítica de que eran músicos "descomprometidos" políticamente? ¿Había algo de razón en ella?
-Por supuesto que existía, y eso aún sigue, porque se supone que había que cantar contra la dictadura todo el rato. Claramente un sector más lana o artesa es quien los critica. Gente que escuchaba a Silvio Rodríguez y todo eso. Igual como hoy, hay gente a la que debe no gustarle ese tipo de música y dice que no tiene contenido.


El autor menciona la canción "Un tipo especial", de Banda 69, como una reacción contra ese punto de vista, y cita parte de la letra. "Todos escuchan a Víctor Jara, todos se visten de igual manera, ya no actúan por sí solos, se dejan convencer, les dan una bandera y les piden que griten fuerte… En las fiestas ya no bailas, te las pasas canturreando, emulando a Mercedes Sosa o copiando a Violeta Parra, no te has dado cuenta que ya no tienes juventud. Con tu estúpida actitud pareces un viejo de ochenta años".


-(La canción) Habla de este joven al que, si bien está contra Pinochet, le aburre el estilo peña -explica Aguayo-. Mira, voy a tomar el libro y citaré textualmente a Carlos Cabezas (de Electrodomésticos), que creo que resume gran parte del sentimiento de esta generación de músicos jóvenes:


"Vi tocar en vivo a Víctor Jara y casi me fui de espaldas, a Violeta la encuentro increíble, pero el Canto Nuevo sentía que no estaba en acción, que era más complaciente en seguir repitiendo un llanto que no te dejaba hacer nada. Pero nosotros no estábamos en contra de ellos, sólo queríamos hacer otras cosas. Lo nuestra era contra el sistema, pero no estábamos estresados desde una posición política. Yo no era de derecha, obviamente, pero tampoco me representaba esa izquierda".


-Había una necesidad de adelantarse, de hacer la música que venía luego de la dictadura, de no quedarse pegado -reanuda Aguayo-. Estaban cansados de gritar "Y va a caer", como dice Aparato Raro. De cantar con los ojos cerrados, como comenta Claudio Guzmán (el cantante de la banda pop QEP), porque él mismo viene de la trova, como Pablo Ugarte (el cantante y bajista de Upa!) o Miguel Barriga (el cantante de Sexual Democracia), que llega desde la cultura del café concert. O sea, hay varias melodías dando vueltas.


-Tú mismo destacas que Síndrome es el único solista de todo el libro. Si uno se fija en los años '90, un solista como Jano Soto aparecía bien solitario entre los lanzamientos de grupos rockeros del '94 al '95. ¿Por qué crees que la idea de la "banda" era más habitual entonces, y por qué la cantidad de solistas es aparentemente mayor, o más visible al menos, ahora?
-Sí, puede ser que los solistas en ese tiempo eran más bien los baladistas de la tele. La banda rock siempre ha sido el grupo de amigos pasándola bien en gira y llevando admiradoras al hotel. Se ve fome esa imagen con un solista. Pero más allá del cliché, los discos se venden menos hoy y hay que ir a buscar público, por lo que salir sólo con tu guitarra y un pendrive debe ser más cómodo. Aparte, quizás era todo más egoísta: era tu banda y tu proyecto y el otro que se busque sus compañeros. Hoy el disco lo puedes grabar solo en casa y el concierto hacerlo con una banda armada para la ocasión, con amigos del momento, sin tener necesariamente que convencer a todos de tus canciones. Ahora bien: también, justamente, hay más personalidad, más creencia en el poder y valor de tus canciones, por lo que la performance de la banda en vivo bien puede ser reemplazada por un Mac. En todo caso, en la mayoría de las presentaciones importantes siempre los veo con banda.


"Otra característica que los diferencia es que todos estos grupos se la jugaron muy jóvenes", continúa. "Y si bien había sellos (disqueros) y todo, la apuesta antes del sello era (actuar) en el país precario que hemos hablado, sin escena musical. Hoy, muchos solistas de los que te refieres son gente de vuelta. Gente de más de treinta, que aparecen como nuevos, pero que quizás no se la jugaron cuando tenían diecisiete años, sino le dieron más de una vuelta y fueron paso a paso, sin creérsela tanto, al comienzo. Pero son músicos al fin, que vivieron otra carencia: la del derrumbe de la plata dulce noventera. Y que saben que todo puede mejorar en vez de empeorar".

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