Acaba de cerrar un año de celebración con motivo de la primera década de vida del portal Fotorock, y no fue una temporada de celebraciones corta, con distintas actividades a lo largo de todo 2012. Pero el fotógrafo Ignacio Orrego no pretende dejar de conmemorar. Este nuevo año partirá con otra fiesta de aniversario, este viernes 4 de enero a las 23 horas en La Batuta, donde tocarán en vivo Camila Moreno y Casanova (ver recuadro).
La fecha se suma así a una temporada de conciertos realizada en 2012 con músicos locales como Los Ex, Joe Vasconcellos, Angelo Pierattini y The Ganjas; a la exposición "10 años de música chilena" presentada en la Sala SCD Bellavista de la capital, y en especial a la reciente edición de la primera colección de libros de Fotorock, en conjunto con RiL Editores: un serie de cinco volúmenes titulados "Fotorock - En vivo".
-Ha sido la reconfirmación natural del porqué seguimos activos y más vivos que nunca -dice Orrego, director y creador del sitio-. Esta colección de cinco libros es una deuda que estamos saldando con nosotros y con la gente en general, y simbólicamente se materializa a exactos diez años del inicio oficial de Fotorock. Estoy muy contento con el resultado final porque es un producto y documento accesible a todo el público, no es excluyente.
Dos de los cinco volúmenes están dedicados a músicos chilenos y tres a extranjeros, en total con un centenar de postales capturadas en el fragor de diversos conciertos realizados en festivales, estadios, teatros, salas y bares a lo largo de estos diez años. Es un período en el que Fotorock creció a partir de una primera versión en Internet en 2002 hasta convertirse en una agencia donde hoy trabaja un equipo estable formado por los fotógrafos Carlos Müller, Erick Bustamante, Pablo Villagra, Roberto Vergara, Claudia Lazo, Pablo Vera, Camila Donoso, Martina Orrego y el propio Ignacio Orrego.
Y este último dispara una primera instantánea para definir qué tan intuitiva o formal es su aproximación a la fotografía.
-Intuitiva -dice-: música más imagen igual foto.
-¿Y qué apareció primero para ti, el gusto por la fotografía o el gusto por la música?
-Pensando de niño, la música.
-¿Cuál fue el primer concierto que viste en tu vida?
-Un concierto punk con varias bandas. Recuerdo a Los Miserables.
-¿Y cuál habrá sido la primera foto de un concierto que tomaste?
-Me pillaste. Honestamente no recuerdo.
-¿Qué representa para ti ir a ver música en vivo? ¿Prefieres eso como experiencia a escuchar discos o grabaciones?
-La música en vivo es la conexión más directa entre el artista y el auditor, pienso. Más que oír un disco. Yo prefiero cien veces más ir a un concierto que escuchar un disco.
Partimos con cámara análoga
-El sitio empezó en 2002. ¿Cómo recuerdas el contexto de ese tiempo, en relación a la música en vivo que se podía ver entonces en Chile?
-La forma y contexto han cambiado en alguna medida, pero el fondo y la esencia musical sigue siendo la misma. Uno sigue viendo, igual que hace diez años, a buenas bandas nuevas con mucha actitud y a otras no tanto. Ciertamente el contexto era distinto porque no estaba tan marcada esa convicción, que hoy existe, de creer que la sustentabilidad de un artista va de la mano también con tocar en vivo y organizar conciertos.
-Ésa era la época en que empezaba a aparecer Fotolog, antes de que surgieran plataformas como Flickr, MySpace y las redes sociales de ahora. ¿Qué importancia tuvo Internet en los inicios del sitio?
-Internet fue fundamental para despegar con Fotorock. Aún cuando era poco masiva, fue el puente directo para generar feedback con la gente. Las bandas además podían enviar sus fotos y se publicaban. También eran muy pocos los medios digitales especializados en música, lo que, pienso, ayudó a posicionarnos en la memoria.
-¿Cómo recuerdas esa primera versión web de Fotorock?
-La primera versión de la web recuerdo que fue bien arcaica y básica, pero funcional. Resolviendo mediante ensayo y error temas como el ancho de banda, el navegador, etcétera. Cosas triviales de hoy en día.
-¿Fotorock ha operado siempre con fotografía digital? ¿O no necesariamente?
-No. Partimos con cámara análoga revelando rollos de 35 milímetros: esos son los primeros registros. Y luego pasamos a la inevitable era digital. Inevitable porque el ritmo de la inmediatez con que hoy se trabaja hace imposible usar solamente el formato análogo. Es lamentable pero hoy es casi un lujo que debes tomarte con otro ritmo.
-¿Qué ventajas y desventajas tienen para ti la fotografía análoga y la digital, y cuál se acomoda mejor al oficio de tomar fotos de conciertos?
-Una foto análoga no tiene punto de comparación con una digital. Son cosas diametralmente opuestas en cuanto al documento. La gran ventaja es justamente eso, el documento imborrable. Pero el gran punto a favor de la foto digital es que produces más y el tiempo de reacción en el oficio es inmediato.
-Pese al nombre que Fotorock ha tenido desde el primer día, en los libros por ejemplo hay fotos de Quilapayún o Inti-Illimani Histórico. ¿Te parece interesante abrir el espectro a músicos que no necesariamente sean rockeros, o el rock sigue siendo una columna vertebral?
-Por supuesto, y siempre ha sido así. El concepto rock no lo acuñamos tomando la definición del género musical, sino como concepto más de actitud y vida. La columna vertebral sí es el rock, pero abarcado en su amplio espectro: rock, popular, fusión, canto, metal y su largo etcétera. Tal vez y para ser más estrictos en nuestros contenidos debiésemos llamarnos "Fotomúsica". Broma.
-Y otra cosa a propósito de nomenclaturas. ¿Tienes la impresión de que cuando partiste, por ejemplo, en 2002, habías más bandas de rock que ahora? ¿Estás de acuerdo en que parecen haber surgido más solistas pop en los últimos años? ¿En qué pie ves hoy en Chile a la música rock, viniendo de un sitio llamado Fotorock?
-Sí, tienes toda la razón. A comienzos del 2000 surgieron bandas y artistas concebidos como un grupo, tal vez por la necesidad de juntar el interés de hacer y generar cosas en movimiento a como diera lugar. Hoy veo la escena más madura en ese sentido, artistas que con convicción deciden partir solos su camino musical. Tiene que ver mucho con el convencimiento en la autogestión, pienso, y con cómo se ha reinventado el mercado musical en Chile. Veo un futuro en alza musical.
Una conexión casi extrema
-¿Cómo surge la opción de privilegiar las fotos de conciertos en tu trabajo, por sobre los retratos, por ejemplo? ¿Por qué tomas esa opción?
-Gran parte del archivo de esta década está nutrido con fotografías de conciertos en directo, pero la opción se fue dando de forma muy natural desde la génesis de Fotorock. Pienso que fotografiar un concierto, desde la mirada profesional y de melómano, es muy rico en todo sentido: sonoramente, visualmente, sensorialmente, logras una conexión casi extrema, y eso lo hace toda una experiencia y un reto a la vez. Las opciones en el trabajo son infinitas, a diferencia hacer fotografías en un estudio donde todo es más ajustado a definición de uno. El concepto de Fotorock es algo explosivo, enérgico, desde un retrato de introspección o de desdoblamiento.
-¿Es una complejidad extra tomar fotos de conciertos, que por definición son situaciones rápidas, fugaces? ¿Es más difícil acertar o tomar una buena fotografía en esas condiciones?
-Absolutamente. Es todo un reto lograr una buena foto en donde la iluminación en un segundo puede cambiar cien veces. Lo mismo ocurre con el movimiento del artista retratado. Técnicamente, medir y configurar previamente el disparo es virtualmente imposible. Las condiciones son adversas. Pero pienso que todo está en el oficio, de repetir el ejercicio una y otra vez. La práctica logra que lo difícil se haga simple y cotidiano al final. Siempre he creído que lograr una buena foto y en vivo no se aprende en clases ni leyendo un libro.
-¿Eso se hace más exigente en los conciertos internacionales, donde los fotógrafos tienen sólo unos minutos o las dos primeras canciones para tomar fotos?
-Claro. El tiempo y lugar que tienes para fotografiar en los grandes conciertos está ya definido y limitado por la productora a cargo o por el mismo artista. El trabajo debe ser mucho más riguroso en todo sentido.
-En ese sentido ¿tienes alguna preferencia entre trabajar en show internacionales o en conciertos de músicos chilenos?
-Los dos escenarios tienen su gracia especial y personalmente me gusta estar en ambos. Pero sí es cierto que en los conciertos de artistas chilenos, algunos, tienes más tiempo, entonces es más rico profesionalmente porque puedes conectarte más y lograr un registro gráfico más fiel.
-¿Qué tanto es posible disfrutar la música cuando estás trabajando en un concierto? ¿Pasa que estás más concentrado en la fotografía en ese momento, o igual disfrutas los conciertos?
-Buena pregunta… Si vas a un concierto a trabajar para fotografiar el show, antes de disfrutar debes hacer el trabajo. Al final terminas mirando el concierto por el lente pero lo disfrutas igual, de otra forma. Porque, hoy en día, tampoco disfruto tanto un concierto si no ando con la cámara.
-¿Te pasa que es posible tomar una buena foto en un concierto de un grupo o un músico que no necesariamente te gusta? De hecho ¿qué tan importante es que "te guste" el grupo o el cantante al momento de fotografiar un concierto?
-Por supuesto que es posible, y así debe ser. También es cierto que si te gusta un músico en especial, el trabajo se te puede eventualmente hacer más fácil. Pero para lograr una buena foto creo que no es muy importante ese factor.
Una necesidad, no un complemento
-¿Cuál es tu mirada sobre la evolución que ha tenido en Chile la industria de los conciertos en estos diez años?
-Ha habido una evolución positiva y en alza. Hay muchas más productoras de conciertos que antes, y éstas están creyendo en la sustentabilidad del negocio. Ocurre lo mismo con los artistas chilenos que producen y organizan ellos mismos sus conciertos. Veo un buen futuro en expansión.
-¿Estás de acuerdo con la idea de que el público chileno paga precios más caros que el promedio internacional por estos conciertos? ¿Te llama la atención eso?
-No estoy de acuerdo con los precios excesivos e injustificados. Pero ciertamente el costo de las entradas se define en base a los requerimientos y costos que implica traer a un artista y toda la producción que involucrada. Sí me llaman la atención los altos precios de las entradas en comparación con el mismo show en países vecinos como Argentina, por ejemplo. Esperemos que las grandes productoras de conciertos delimiten una buena estructura con acuerdos estratégicos comerciales con privados y que ello vaya en función de lograr mejores precios en las entradas al público.
-¿Qué opinas de la presencia que tienen los músicos chilenos como teloneros de shows internacionales? ¿Crees que debería ser mayor?
-Pienso que, en los grandes festivales de música extranjera que se han posicionado en la capital, la música chilena es una necesidad, no un complemento. Por otra parte, hay dos miradas sobre el hecho de que las bandas chilenas teloneen a grandes artistas extranjeros: una positiva, porque presentan su música a nuevos y masivos públicos; y otra negativa, porque el noventa por ciento de la veces las bandas chilenas deben regirse por todas las limitaciones que imponen el artista y la productora a cargo para realizar el show, llámense dificultades de sonido, técnicas, en el trato, lo que hace finalmente que la banda chilena no pueda presentar un buen show, o un show como a ellos les gustaría. Con este antecedente la verdad no estoy tan seguro si debiera ser mayor la presencia de artistas chilenos abriendo a extranjeros.