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¡Dos! y ¡Tré!

16 de Enero de 2013 | 10:21 |

Es cierto que Green Day quiso abandonar sus propias versiones de obras de The Who (American idiot, de 2004, y 21st century breakdown, de 2009) para regresar al rock más simple y sin tanto arreglo. Ya habiendo probado que una banda de punk-pop, quizás la más importante de su generación, sí podía hacer óperas rock y lograr salir airosos en el proceso, lo que venía era calmarse y regresar al garaje. Y de esa inspiración es la que sale no uno, sino tres discos: ¡Uno!, ¡Dos! y ¡Tré!. Una trilogía en la que el grupo liderado por Billy Joe Armstrong plasma una colección de canciones simples, tanto en temáticas como en lo musical, concebidas sólo para recordar las viejas glorias.

Con ¡Uno¡, el grupo sentó las bases. Y como buena primera parte, hubo aciertos ("Nuclear family" y "Carpe diem", entre ellos), y experimentos ("Kill the DJ"), pero quedó la sensación de que algo más podría haber pasado. Que Green Day, en esta "vuelta a los orígenes", podría haber hecho canciones que fuesen más pegadizas. Por lo mismo, al término de la primera parte de esta trilogía, las dudas pesaban más que los hechos concretos.  Y a todo esto, sumémosle la reclusión de Billie Joe en un centro de rehabilitación (del que ya salió), lo que modificó por completo los planes de promoción de la banda, tanto así que se adelantó la salida de ¡Tré!. En definitiva, el inicio de esta saga salió todo lo mal que pudo. Y por lo mismo, ¡Dos¡ asomaba más como un salvavidas que como la segunda parte de este testamento punk-pop.

Vaya a saber uno por qué, pero Billie Joe, Tré Cool y Mike Dirnt lograron un disco redondo con ¡Dos¡. Si bien las referencias a grupos como The Clash o Buzzcocks afloran solas, lo que posee este capítulo es que las canciones son redondas. Desde que se inicia el disco con la intro "See you tonight" y que luego pasa a "F*** time", el trío recupera la sapiencia de hacer grandes temas. Así, se pueden citar a "Wild one", "Stray heart" y "Baby eyes" como ejemplos perfectos de que, para este registro, la banda perfeccionó el arte de hacer temas concisos pero llenos de ganchos para que queden en la memoria. Incluso, la dudosa "Nightlife" (símil de "Kill the DJ", de ¡Uno!), tiene un espacio dentro de un capítulo que borra todo lo incierto de su inicio.

El cierre de ¡Dos! con "Amy", tributo a la cantante Amy Winehouse, acopla justo con esa suerte de góspel que es "Brutal love", tema que inicia ¡Tré!, última parte de esta triada. Y si bien este álbum es el cierre, es absolutamente distinto a los otros dos. Mientras que ¡Uno! es más pop que punk y, por el contrario, ¡Dos! es más punk que pop, aún cuando tiene muchos más ganchos que la primera entrega, en ¡Tré! nos hallamos frente a una colección de temas que podrían, perfectamente, estar en discos como Insomniac (1995) o Warning (2000). La banda recupera el tono más rocker, de eso no cabe duda, pero en ¡Tré! se van dejando atrás esas aspiraciones de recrear el pasado y, de una forma u otra, el trío se asume como tal en su edad. Por ello, no sorprende que esta última parte de la saga tenga temas más pausados, como la mencionada "Brutal love", "Drama queen" o el cierre con "The Forgotens".

No obstante, este último capítulo no sólo se nutre de estos temas más lentos. También hay espacio para rock de altas velocidades con "Sex, drugs & violence" y "99 revolutions" y, como no, himnos de estadio como "Dirty Roten bastards". Estos temas sirven para ejemplificar cómo en el cierre de la trilogía –testamento musical, si uno va hilando más fino– Green Day trata de conciliar sus aspiraciones a rock de estadio con su raigambre más punk-rock. En ocasiones, el trío liderado por Billie Joe lo logra, como en el caso de ¡Dos!, sin dudas el mejor de los tres discos editados. Pero como suele pasar en estos casos, la ambición de querer demostrar que se puede volver a lo básico luego de pasar por los sesudos American idiot y 21st century breakdown a veces se contrapone con la experiencia que significó este tránsito.

Y si bien con ¡Tré! la banda intenta enlazar lo mostrado las entregas previas con esa experiencia, hay elementos que no terminan de hacer el click necesario para que estas no se escuchen como entidades separadas. Aún así, el regreso a lo más básico era algo que los mismos Green Day se debían y, sobre todo en ¡Dos!, lo lograron con creces. Ahora, la necesidad de editar tres discos en tan corto tiempo pudo haber sido interesante, pero en la práctica mermó el resultado final de esta jornada que si bien cumple y en ocasiones, con creces, en largos pasajes queda al debe.

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