Hay varios comienzos posibles para el recorrido que ha descrito Héctor Pavez Pizarro en la música. Uno es la primera vez que tuvo un disco propio: fue hacia fines de los años '80, según su registro. Otro, más temprano, es la primera vez que grabó en un disco: fue antes de cumplir cinco años, en el long play Nuestra Navidad (1969) del destacado conjunto folclórico Millaray fundado por sus padres. Aunque el comienzo elegido por el propio cantante es otro, a medio camino entre las dos fechas.
Es 1982. "En el año 1982, después de participar en distintas presentaciones y grabaciones junto a mi madre, Gabriela Pizarro, y el conjunto Millaray, emprendí tímidamente una carrera como solista en la música folklórica", anota en la presentación de su nuevo disco. Es el año que este cantor y folclorista, también conocido como Gitano Pavez, elige para conmemorar tres décadas de música. Caminando (2012), se llama ese trabajo, subtitulado precisamente "A 30 años de carrera".
Pero más que registrar una compilación de esos años dedicados al folclor, junto con celebrar el aniversario Pavez hace por el contrario el gesto adicional de abrir una nueva etapa y alejarse en parte de esa raíz, para grabar canciones pop y baladas melódicas por primera vez. Nacido en 1961, este cantante es hijo de dos eminentes folcloristas chilenos, fundadores de Millaray en 1958: el cantor Héctor Pavez Casanova, quien tras el golpe de Estado de 1973 murió en el destierro en Francia en 1975, y la mencionada Gabriela Pizarro, discípula de Margot Loyola, maestra de generaciones desde los años '60 y fallecida en 1999. Héctor Pavez hijo mantuvo hasta ahora su fidelidad a esa cuna, en especial a la música de Chiloé y a la cueca, pero en Caminando toma también un rumbo nuevo.
Más de la mitad de su disco corresponde a canciones propias. "Cosa que no había hecho nunca en una producción musical: tengo discos en los que varias composiciones son mías, pero basadas sólo en la cueca o en ese tipo de elementos, no en piezas musicales de otros géneros", precisa. "Y este disco está enfocado en ese aspecto, a la incorporación más masiva de mi creación personal, que vengo postergando hace muchos años en realidad".
-¿Por qué?
-Mi padre se fue al exilio a fines del '73, murió en el '75 y desde que tengo uso de razón, desde niño, canté las canciones de él. Me di una tarea de mantener su legado vigente, y esa tarea creo que está cumplida. Y bueno, empecé hace tiempo ya a incorporar creaciones personales en mis producciones. Acá quise meter lo distinto del género folclórico: ahí salieron los temas más pop, las baladas románticas, canciones que estaban por ahí guardaditas y que tenía la necesidad de mostrar.
Influencia de la radio
De todos modos Pavez inicia su disco en el nombre de la madre y del padre: con las canciones "Caminando", de Gabriela Pizarro, y "El pavo", danza tradicional recopilada en Chiloé por Héctor Pavez Casanova.
-Ésa es otra parte del disco, que también es importante, los temas de mi madre que incorporé y que tampoco había hecho mucho antes -dice. "He venido caminando" es el título original de la tonada que la folclorista incluyó en la cassette Canciones campesinas (1982), publicada por el sello Alerce y reeditada en 1999, una grabación en la que Pavez participó en una canción llamada "El Caleuche".
-La misma canción en tu disco ahora se llama "Caminando", no "He venido caminando".
-Claro, lleva el nombre del disco por el concepto del caminar por la vida, por la música, de llevar estos treinta años de carrera. Mi madre usó mucho la poesía en momentos de dictadura para entregar un mensaje. Siendo una tonada de campo, "He venido caminando" habla del destierro, de una persona que logra volver a Chile y se reencuentra con su pareja. Quise hacer un arreglo y adaptarlo a los nuevos tiempos, a lo que está pasando ahora, cuando si bien es cierto hay problemas de índole social, es otra la dinámica, la energía es más fuerte, más potente, más actual, así que incorporamos guitarra eléctrica, bajo, batería y lo dejamos como un tema totalmente pop. Pero la temática de la poesía es la misma.
-La primera canción es de Gabriela Pizarro y la segunda ("El pavo") es recopilada por Héctor Pavez. ¿No es casual, es una forma de partir con dos referentes?
-Una de las cosas que mi madre me enseñó es estructurar el orden de los temas, como en un concierto: empezar con algo fuerte, que tenga impacto, y luego mantener al público en alerta. "El pavo" tiene eso, percusión, trompetas, llama la atención.
-Una duda puntual: ¿lo que dice esa canción al comienzo es "El gallo está seando"? ¿O "aseando"?
-"Seando". Son vocablos de la tradición, si tomas una poesía grabada en terreno tratas de hacerle el menor daño posible. Tiene que ver con que el gallo está segando, limpiando la tierra para picotear.
Tres singles tiene elegidos Héctor Pavez para difundir el nuevo disco. Son la propia "Caminando", "Jardín de amor" y "Otoño", y los dos últimos conforman junto a "Zamba de amor" una trilogía más cercana a las baladas. "Están relacionadas las tres, en ellas está la parte más 'romántica' de Héctor Pavez, en la que reflejo las cosas más simples y los momentos de más sensibilidad", dice.
-¿Fue un descubrimiento de ahora o tenías estas canciones desde antes?
-Lo mío era bien especial, porque me formé con el folclor pero al mismo tiempo me gustaban mucho los Beatles, de cabro chico, a los quince años tenía todos los discos de los Beatles, y no sólo ellos, sino el rock sinfónico: Genesis; Emerson, Lake and Palmer; Jethro Tull. Y de Latinoamérica me gustaba mucho Sui Generis. Entonces también estaba mi faceta de crear cosas de esa índole. Pero el folclor me fue abarcando los espacios.
-En todo caso esas son bandas de rock sinfónico o progresivo, en cambio estas canciones tuyas son baladas como las que sonaban en las radios, ¿no?
-Claro, de todas maneras está la influencia de la radio sin duda alguna, de tener ganas de hacer algo así también.
Cumbia, zamba y chamamé
Canciones de otros tres compositores figuran en Caminando. Uno es Rafael Manríquez, trovador chileno radicado en 1977 en San Francisco, California, quien acompaña a Pavez en "Guitarrita americana" y es autor del "Corrido del Canaca", inspirado en el personaje del Chacal de Nahueltoro, el mismo que fuera llevado al cine por el actor Nelson Villagra en el filme de Miguel Littin.
-Él (Villagra) fue uno de los grandes inspiradores, junto con Víctor Jara, de mi padre -conecta Pavez-. Mi padre llegó a estudiar teatro, ellos dos eran estudiantes más avanzados en la carrera, y al ver que ellos tocaban guitarra y cantaban canciones del folclor, sacó también su guitarra y empezó a cantar.
Otro es el folclorista Osvaldo Jaque, director del conjunto Paillal, quien recopiló la canción "Cañaveral" y la cedió a Gabriela Pizarro para la citada cassette Canciones campesinas (1982). "Él (Jaque) tiene la escuela de los antiguos folcloristas, que cedían un tema y ellos no lo cantaban. Lo mismo hizo Violeta Parra, que le pasó a mi padre una tonada que él grabó, llamada 'La sentencia'. 'Tú grábala porque a ti te va a quedar bien', le dijo. Y ella nunca más la cantó".
Y el tercero es Guillermo Basterrechea, uno de los cantantes y guitarristas activos en las peñas y escenarios del canto de los años '70 y '80 en Chile. "Estuvo muchos años viviendo en España", dice Pavez, "y mi madre en una de las ocasiones en que viajó lo conoció y se lo trajo a Chile. Fue el primer profesor de guitarra clásica que tuve, me enseñó la técnica, las posiciones. Era pintor, hacía escultura, trabajaba también en la composición, era multiinstrumentista. Era un artista completo en realidad".
"Pajarillo" se llama la canción de Basterrechea grabada por Pavez. "Antes de que le perdiéramos la pista, cuando me hacía clases y estábamos más en contacto, él dejó unos cassettes en la casa. Y un día saco uno de esos cassettes y escucho el tema 'Pajarillo', que habla del cantor que siempre sigue cantando, y que si algún día desaparece aparece otro hermano que canta por él, y encontré tan bello el tema que lo quise incorporar".
Y la raíz americana también está presente en dos títulos más del disco: "Indio americano" y "Guitarrita americana". "El 'Indio americano' es un homenaje a las culturas étnicas latinoamericanas. Originalmente venía con ritmo de cacharpaya, tenía quenas, pero terminamos haciéndole un arreglo un poco más bailable, centroamericano. Tiene una cosa media salsera, en ese estribillo en el que te hablo de la morena, la que mueve sus caderas".
"Guitarrita americana" en cambio es una zamba. "Quise amarrar la zamba a la importancia de la guitarra para los países latinoamericanos: cómo se introduce en las culturas, en la sociedad, en el folclor de cada una de las naciones, y cómo está en los momentos alegres y tristes. Cómo la guitarra suena en un velorio, por ejemplo, o en una fiesta. Entonces en Guatemala voy nombrando los telares, en Uruguay los cueros de los tambores, en Chile los mapuches, hay una relación entre la guitarra y un símbolo de cada país latinoamericano".
Folclor con saxo y bajo eléctrico
Tampoco falta una cumbia en el disco, llamada "Bailahuén", ni un chamamé, titulado "Sapucai". "El sapucai es el nombre de un grito que la gente del extremo sur de Chile usa para comunicarse de un cerro o una montaña a otra", explica. "Con viento mandan el grito hacia otro lado y anuncian que en dos horas más, por ejemplo, va a llegar el ganado por allá".
-Me di cuenta de que existen sapucai de alegría, de tristeza, de velorio también, de muerte. Hay gente que grita para desahogar su tristeza. Es un grito muy agudo: los mejores "gritadores" de sapucai son los que llegan a un tono muy alto y potente. También para animar la música mandan el grito, entonces otro lo desafía y grita más fuerte hasta que sale un ganador. Es como lo que pasa con la cueca brava, ¿no?, con la potencia del grito.
A propósito de cueca, Caminando termina con la "Cueca larga chilota". "Es una de las composiciones de Héctor Pavez (padre) que la gente siempre recuerda, entonces es una respuesta al pueblo de Chiloé que conmigo ha sido tan generoso, receptivo y cariñoso. Además quise terminar el disco con ella para representar que a pesar de todo esto sigo haciendo folclor. Para que se queden tranquilos", se ríe. "Puedo hacer esto otro pero esa faceta no se me va a olvidar".
-¿Y cómo ha reaccionado frente al disco ese público más habituado al folclor?
-Sé que me va a costar un poco esa parte, lo tengo muy claro. Es como una reconquista con la gente, entonces generalmente en los conciertos mezclo el folclor, meto de repente un vals tradicional, y al mismo tiempo la gente encuentra bonita esta "Zamba de amor" (la canción). Siempre he tenido la propuesta relacionada más con la calidad de intérprete que con un género. Mi padre, por ejemplo, era un intérprete, podía cantar cosas de la Nueva Ola, y lo hacía.
-Sólo que no las grabó.
-No las grabó, pero cantaba cumbias y todas esas cosas de la época. Era un intérprete, con una conciencia social respecto del mantenimiento de la cultura de un país, eso sí: él sabía que el folclor era importante porque produce el soporte de la identidad de un pueblo. Pero yo tengo grabados por ahí correteados medios mexicanos de mi papá, en ese estilo.
-¿Y Gabriela Pizarro también, o se concentraba más en la investigación, la recopilación?
-Mi mamá era más investigadora, sin duda alguna, era más exigente en ese aspecto. Mi papá era más cabeza loca, mi mamá era más estructurada en ese aspecto, y fue así hasta el final. Pero si veía algo contemporáneo también lo apreciaba, como cuando hice el disco Cantos de ayer y de hoy (1997), que me lo criticaron en los programas de raíz folclórica, las radios…
-¿O sea no es primera vez que enfrentas la crítica de parte de los folcloristas?
-No, yo vengo con eso hace tiempo en realidad. Fui uno de los primeros, con el (grupo) Chilhué, por ejemplo, que empezaron a poner saxo y bajo eléctrico a las cosas chilotas. Siempre he sido un poco más inquieto, de hecho fui también el primero que puso cajón peruano a las cuecas bravas, o bajo eléctrico…
-¿En qué época?
-'88. Los otros grupos no tocaban con esas cosas.
Chiloé, París y Londres: treinta años en discos
Resultado inicial de esa carrera tímida que Héctor Pavez Pizarro recuerda haber iniciado en 1982 es su primer disco, Canto chilote (1989). Fue grabado en cuatro pistas y en cassette por el músico y productor Ismael Durán, junto al acordeonista Félix Llancafil, actual integrante de 3X7 Veintiuna, quien se acercó a tocar con Gabriela Pizarro recién llegado a Santiago desde su Villarrica natal a fines de los años '80.
-Es música recopilada, tiene como dos temas de creación y dos valses compuestos por mí -explica Pavez-. Ahí hay un trabajo de terreno que hice con mi madre, en grabadora con cassette, y lo puse en el disco. Son archivos de recopilaciones que hice aproximadamente del '85 al '87. Me di harto tiempo para armar el repertorio. Lo sacamos con el sello de la familia, con el sello Millaray.
Dos años más tarde publicó Cuecas regionales (1991), grabado con músicos como Mireya Alegría (violín), Pepe Cabello (guitarra) y Félix Llancafil (acordeón). "Es una geografía musical de la cueca. Ese disco muestra la cueca de norte a sur, desde Arica a Punta Arenas. Ahí hay recopilaciones y creaciones", define el cantante. Desde entonces iban a pasar seis años antes de tener un disco nuevo, pero cuando volvió a grabar, en 1997, Pavez lanzó nada menos que cuatro grabaciones en el mismo año, en paralelo a la gira a Europa que emprendió en el mismo 1997 con el acordeonista Ignacio Hernández.
El viaje nació de una invitación a tocar a París cursada por Raquel Pavez, hermana de Héctor Pavez Casanova y por lo tanto tía de Gitano Pavez. "El Nacho (Hernández) era jovencito, tenía diecisiete años y de hecho tuvo que pedir permiso a los papás para viajar", recuerda. "Fue un viaje súper constructivo, dimos como treinta conciertos en Francia, fue una pega maratónica, tocando casi todos los días. Nos contactamos con más chilenos, fueron saliendo cosas por todos lados, tocamos en un restorán chileno, en dos teatros, en varias partes".
Producto de ese recorrido resultó el tercer disco de Héctor Pavez Pizarro, a dúo con Ignacio Hernández y titulado en inglés: se llama Songs & dances from Chile (1997) porque fue grabado en Londres y editado por el sello británico Arc Music, especializado en músicas folclóricas del mundo, en un estudio donde era ingeniero de sonido el chileno Pablo Cárcamo, según explica Pavez. "Fuimos a Inglaterra e hicimos este disco con veintitrés o veinticuatro temas", recuerda. "Tiene una onda bien especial el sonido de ese disco, con harto rever".
Del mismo viaje surgieron la grabación doble en vivo Canta en París (1997) y el disco Cuecas del ambiente (1997), también grabado en Francia y en familia, por medio de la mencionada Raquel Pavez. En ese disco tocan Raquel Pavez (voz) y Ramón Moncho Pavez (pandero), hermanos de Héctor Pavez padre, además de Ignacio Hernández (acordeón) y un casi espontáneo Patricio Castillo (bajo), integrante de Quilapayún y exiliado chileno en Francia como parte de ese conjunto.
-Fue una cosa bien entretenida, porque la Raquel tomó contacto con un amigo de ella que era dueño de un estudio en París, y acordamos hacer un disco. Llevamos pandero, guitarra, acordeón y grabamos cuecas. Y nos encontramos con Pato Castillo: él iba cruzando la calle, le tocamos la bocina (y le dijimos), "Oye, vamos a grabar con el Héctor Pavez unas cuecas". Él iba a un ensayo con el Quilapayún y dejó botado el ensayo, se subió al auto y se fue con nosotros. Él toca bajo en ese disco. Había un precioso piano blanco en el estudio, y con el Nacho (Hernández) tocamos cuecas apianadas y con acordeón.
A su regreso a Chile y antes de que terminara el año, Pavez grabó Cantos de ayer y de hoy (1997), en compañía de los músicos Pepe Cabello (guitarra) y Henry Wilson (teclados y acordeón) y con recursos del Fondart. "Todas las temáticas que ahí trabajamos son más contemporáneas. Pusimos bajo, saxo y otros elementos, y los arreglos, las introducciones, los finales también eran distintos, con elementos de son cubano", recuerda a propósito de ese álbum. "Fue bien potente ese año, bien productivo".
El siguiente trabajo es Chiloé del '58 (2003), consistente en nuevas grabaciones basadas en el archivo de recopilaciones del folclor chilote realizadas por sus padres, y con fragmentos de grabaciones originales en terreno de cantos y danzas como "El pavo" y "La nave". "Ése fue un trabajo de Chiloé más antiguo, no en la grabación sino en el origen, porque son las temáticas en las que trabajaron mis padres. El disco es más actual, pero el material es más antiguo".
Y los dos registros más recientes de Pavez previos a Caminando (2011) tienen a la cueca como centro y factor común: son Cuecas y personajes (2004), con canciones dedicadas a diversas figuras de la historia y la actualidad chilenas, y Pa’ cantar cueca chilena (2007). "En Pa' cantar cueca chilena quise grabar puras cuecas mías con melodías nuevas y con instrumentos como yo quería ponerlos, violín, flauta traversa, saxo. Fue un gusto que quería darme".
-Con todos esos antecedentes, ¿crees que hay un prejuicio frente a la idea de cantar música pop o "romántica", viniendo como en tu caso de este entorno del folclor?
-Es que la temática del folclor es potente, porque habla de las cosas de la tierra, de los indígenas, de lo más auténtico, y esto otro es casi como en el aire, más liviano, el amor, las florcitas. Pero es una forma de manifestar que la vida está esta otra parte también, porque el amor también está presente. Porque si yo canto "Te quiero a ti como a nadie / no sabes corresponder / variable es tu sentimiento / te arrepentirás después", y pesco esa copla y le hago un arreglo de tonada, es exactamente la misma copla si le hago un arreglo pop. Entonces estoy actualizando algo que en un tiempo también fue moderno, y que ahora es antiguo y es parte del folclor. No estoy diciendo que los temas pop algún día van a ser folclor. A lo mejor sí, pero no lo sabemos.