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El viaje de Ganesh

01 de Marzo de 2013 | 12:26 |
El hinduismo aparece con frecuencia en la corriente musical de jazz rock o jazz fusión cultivada por grupos de la primera línea setentera del género como Mahavishnu Orchestra, Shakti, Weather Report y Return to Forever, con el antecedente de precursores de esa línea en los '60 como Miles Davis o Tony Williams. No es casual que varios de ésos sean nombres y apellidos de cabecera para Lamatraca, banda chilena que a su vez vuelve a conectar rock, jazz y "patrones de la India", según propia definición, en el cuarto disco de sus catorce años de carrera. Tras su álbum debut en vivo de 2003, los títulos de Brahma (2004) y Moksha (2006) son términos de esa tradición religiosa y el actual El viaje de Ganesh (2012) alude a una de las deidades del hinduismo, reconocida por la cabeza de elefante con la que es representada, tal como figura en la portada del disco.

La música del cuarteto se ciñe a las características del género, con temas extensos, solos de guitarra, bajo y batería a cargo de Guillermo Jiménez, Miguel Torreblanca y Alejandro Ramírez respectivamente, y siempre instrumental salvo la vocalización sin palabras que se oye en una de estas composiciones. Sobre esa base Lamatraca expone su paleta de colores. En "Chico Vera" el percusionista Francisco Casanova añade carácter latino con congas y cencerro. "Varanasi" tiene una partida lenta para caer esta vez un riff de manifiesto rock pesado, no por efecto de la distorsión (no la hay) sino por la intención de esa guitarra. Las cosas se ponen más funky en la pista siguiente, que no por nada se llama "Tal vez pueda llegar a ser funk". Y al mismo funk el grupo añade más sabor latino con la percusión de "Mr. Williams", que es un tributo al baterista de jazz-rock Tony Williams y otra prueba de lo bien que suenan las congas en el rock desde que Santana inventó el rock latino.

Es posible linkear a Lamatraca con un grupo tan distinto como Feria, y no sólo por el hecho de que Guillermo Jiménez sea el guitarrista de ambas bandas, sino por una cuestión de principios. En una banda de soul y pop como ésa y en otra de "indian jazz rock" por denominación propia como ésta, el principio es el mismo: lo que hay es lo que suena. Es el fundamento de vieja escuela de ajustar el sonido de un disco a lo que el grupo puede hacer en vivo, sin artificios y casi sin sobregrabaciones. Los matices están en otro terreno, por ejemplo en los diversos estilos que Jiménez usa para tocar, entre los arpegios suaves de "Aura" al comienzo, la psicodelia que activa desde un pedal de wahwah en "Chico Vera" o las escalas de jazz que abundan en el disco completo. El cierre con "Ganesh" funciona como un buen resumen, con varios episodios sucesivos, distintos compases, una intensidad rockera creciente y al menos dos finales engañosos que no son tales porque el viaje de Ganesh continúa un poco más, hasta llegar a una última frase de guitarra o riff: ése sí es el cierre, en el minuto dieciséis. Y algo pasa con esa frase de guitarra que, si uno ha llegado a ese punto del viaje, queda esperando más.
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