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La porfía tiene su recompensa

Tras soportar hasta botellazos en el inicio de su aventura como cantautor, hoy el animador se muestra más seguro y contento que nunca. La razón no está sólo en una audiencia más receptiva y una comunidad de seguidores que comienza a formarse, sino sobre todo en su convicción en torno al avance experimentado al alero de su tercer álbum. "Es un disco que en todas sus líneas da un paso hacia adelante", dice.

17 de Febrero de 2013 | 13:58 |

No es difícil adivinar que la aventura en el mundo de la música no ha sido algo fácil para Sergio Lagos. En 2007, cuando decidió aventurarse con el disco SOLO., su rol en televisión derivó en que la intolerancia latente de muchos explotara con fuerza contra su proyecto, y se mantuviera en mayor o menor medida en los meses venideros. "No me preocupan ni me afectan los prejuicios", decía el animador al comenzar, conciente de lo que seguramente vendría.

Y lo que vino, por momentos, fue duro. Comentarios irónicos en la trinchera anónima y cómoda de los foros de internet, pero también proyectiles y botellas lanzados al amparo de la masa, en el Día de la Música de 2008. "No voy a parar de hacer música, me voy a morir haciendo música, es lo más sano que puedo hacer y no le hago daño a nadie tocando un par de canciones", respondía Lagos tras esos incidentes.

Y así fue. El actual conductor de "Mundos Opuestos 2" siguió adelante y publicó más discos, las críticas comenzaron a aburrir y a desvanecerse, y de a poco comenzaron a sumarse incluso algunos seguidores. "No sé si tengo un público. Sí sé que hicimos 30 fechas recién", dice Lagos hoy.

El saldo, entonces, y pese a las adversidades, finalmente es positivo: "El resultado de estos seis o siete años es que estoy muy contento. Siento que atreverse es lo que mejor me ha hecho, y lo mejor que le podré transmitir a León y a Celeste (sus hijos) más adelante: Que nunca es tarde para partir de nuevo".

La última partida comenzó a fines del último invierno, y tiene nombre: Irreversible. Así se titula el tercer disco de Lagos en su etapa como cantautor, un trabajo en el que complejizó su relación con la canción y la guitarra, y que hoy lo tiene notablemente feliz y satisfecho. La razón de ello no es la simple persistencia, sino los pasos que el periodista efectivamente siente haber dado. "Este disco cierra un montón de círculos, queda la sensación de estar con un nuevo lenguaje más incorporado. De algún modo, los primeros fueron un solo gran momento, un solo gran impulso creativo. Irreversible es un paso más sólido. Estamos disfrutando de esto, que nos tiene contentos y bien enamorados".

-Hay una diferencia, porque al principio te planteabas ante tu carrera musical como teniendo que dar explicaciones...
-Yo estoy feliz, porque me he dado los espacios. Retomo lo que decía en esa época: Efectivamente no es lógico hacer esto. Lo obvio habría sido porfiar con Marciano, y quedarme ahí, que era como una institución, había diez años de historia, pero decidí dar un paso al lado y meterme en esto, porque lo necesitaba. Y estoy muy contento.

-Respecto de tus primeros discos, en Irreversible se nota un trabajo artístico distinto. ¿Sientes que has ido creciendo?
-Cuando pienso en esto me acuerdo de mis amigos que han estado haciendo cosas, de Sebastián (Lelio). Recuerdo sus primeros trabajos, que eran proyectos casi intuitivos, pero en su solidez y disciplina ha ido encontrando un lenguaje. Ahora comentan que dentro de eso, "Gloria" es una mirada nueva. Eso es lo que tiene que pasar cuando uno ha dado ciertos pasos, y con Irreversible cerramos una primera etapa, que es la de la canción. Hasta ahora teníamos una directriz, que es la guitarra, la guitarra y la guitarra, todo dentro de ella. Ahora se cierra ese círculo. Todo tiene que ver con establecer búsquedas que finalmente se relacionan con la sensación personal acerca de por qué estoy haciendo esto, y creo que la música son dos cosas para mí: Claramente lo que más me genera pasión, energía, lo que más agradezco; pero también lo que más me cuesta, algo en lo que muchas veces aún estoy a tientas y a ciegas, sin saber adónde voy, y eso es lo que más me llama la atención. La música sigue siendo lo que más me provoca inseguridades, nervios, y unas ganas permanentes de seguir. Siempre he porfiado con las cosas que me dicen que no hay que hacer.

-¿Sientes que en tu primer disco eras un aspirante, y que ahora eres un profesional?
-Sí, en alguna medida sí. Hay un montón de kilómetros y de horas sobre la nave de las canciones. He aprendido algunas cosas, hay un training. Pero es sólo una sensación momentánea. Hay una súper banda y un proyecto en el que estamos todos involucrados, pero eso requiere mucho más fuego y meterle mucho más carbón a la caldera, para que siga en ese nivel de intensidad. Lo que más daño hace a un proceso creativo, es creer que se acabó. Y ahí estoy, intentándolo de nuevo. Si bien (Irreversible) es un paso interesante, hay que probarse con otro.

-Los títulos en ti nunca son porque sí: SOLO apelaba a ser solista, pero también a las iniciales de tu padre; Concepción apuntaba a tu ciudad natal y a haber concebido a León. ¿Qué quiere decir ahora Irreversible?
-Tiene que ver con la sensación básica de que no somos cuerpo, que hay algo más. Aparecen nuevos seres, mientras te empiezas a acostumbrar a despedir gente, cosa que a uno no le gusta. Mi viejo partió el 99, pero yo lo leo y lo encuentro permanentemente, de alguna manera sé que está. Me pasa eso, que esa gente con un gesto, un abrazo, algo bonito, se hacen inmortales, se quedan aquí a través de sus obras. Y estas canciones son también un gesto que va a permanecer, y mis hijos van a poder volver a estos discos y decir "el papá estaba bien loco". Es una carta hacia el futuro, un gesto energético. Lo que es irreversible es el amor, la vida, que hay cosas que perduran, no se detienen.

-¿Y apela también a tus decisiones? Porque tú defendiste tu arribo a la música como algo que seguirías haciendo, le gustara a quien le gustara. Como algo irreversible...
-Yo no trabajo en esto, no tengo una relación profesional con la música, afortunadamente. Para mí es un proceso de aprendizaje. Hay gente que va a la iglesia, hace montañismo o yoga, cosas que les permiten tener una conexión vital potente. Y para mí es esto. Si dejo de hacerlo me quedo sin aire.

-¿Cómo notas que la audiencia en general está recibiendo tu trabajo, ahora que ya no es novedad que Sergio Lagos haga música?
-"Lengua" recibió las mejores críticas que una canción nuestra haya recibido. Concepción no lo pescó nadie, pero Irreversible ha despertado curiosidad, la canción fue comentada. No tengo la intención de decir algo grandilocuente, pero sí creo que Irreversible es un disco que en todas sus líneas da un paso hacia adelante, y abre un camino más amoroso por parte del mundo. Pero hay que guardar las distancias: Esto es música que en Chile no se escucha mayoritariamente, llega más por bandas extranjeras, es un público más anichado. Pero hay buena recepción hasta el minuto.

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